El enfoque de Jakub a la hora de rodar era simple y formulado. Los 160 retratos fueron tomados en el mismo estudio del este de Londres, utilizando la misma iluminación, fondo y pose para lograr coherencia. Esto no siempre fue fácil; recuerda una sesión memorable en la que un gatito de cuatro meses saltó sobre el fondo de papel y arrancó todo el cielo del techo.
Si bien la premisa de retrato familiar es sincero, también hay un elemento de humor en estas imágenes demasiado estilizadas. “La idea era tomar imágenes que celebraran la relación especial que tenemos con nuestras mascotas y lo importantes que son para nosotros, especialmente en tiempos de Covid, cuando muchos de nosotros nos sentíamos muy solos”, dice Jakub. “Pero hay una gran pizca de autoironía al tener una imagen demasiado sonriente frente a un fondo de nubes felices en un día soleado. Todo es demasiado”.
En un mundo a menudo marcado por el minimalismo y el frío desapego, se destaca el sentimentalismo intencional y el afecto genuino de Jakub. “Realmente no puedo destacar una imagen; todas son muy especiales para mí y disfruté cada encuentro”, dice. A través de este proyecto, pretende ofrecer un momento de alegría a quienes contemplan los retratos. “Espero hacer sonreír a la gente. Alegra su día por un breve momento antes de que vuelvan a su rutina”.
