Las mejoras en la tecnología han hecho que los deepfakes (audio, video e imágenes fraudulentos) sean más fáciles que nunca de crear. Como resultado, en 2024 se ha producido un aumento de casi el 60 % en los ataques de phishing. Estos ataques secuestran nuestras percepciones y nuestra capacidad para distinguir la ficción de la realidad. Funcionan porque manipulan nuestro cerebro de maneras a las que somos naturalmente vulnerables. Para protegerse, necesita poder desviar las reacciones inmediatas y las vías de pensamiento. Esto incluye: 1) reorientar la atención hacia tácticas de contraurgencia, 2) regular los desencadenantes emocionales dirigidos a su compasión y 3) resistir la deferencia automática a la autoridad.