A través de una nueva compañía de inversiones llamada Mosser Capital (que dirigía con el yerno de Deborah, Jim Farris, como director ejecutivo), la pareja solicitaría fondos soberanos de riqueza, fondos de cobertura y compañías de seguros globales, entre otros socios de capital, para financiar una ola de compras de bienes raíces, según documentos judiciales.
Mosser Capital adjudicaría contratos de gestión de propiedades a Mosser Companies Inc., aumentando así el pastel de la familia.
La década de 2010 fue una época de auge para la familia y la empresa. La demanda de viviendas en San Francisco aumentó a medida que la industria tecnológica prosperaba, lo que hizo subir los alquileres. Y, como resultado, la cartera de la empresa aumentó.
Según informes, Mosser Capital adquirió hasta 20 nuevos edificios de apartamentos en 2022, cuando… gastó más de 150 millones de dólares para adquirir más unidades en Los Ángeles, San Francisco y Oakland.
Como ocurre con muchas otras empresas del sector, cada nueva compra estuvo impulsada por una mayor cantidad de deuda a corto plazo, a menudo tomada a una tasa de interés variable.
Los cálculos tenían sentido cuando la tasa de interés federal era baja y las tasas de ocupación eran altas. Mientras las propiedades generaran flujo de efectivo, un prestatario podía pagar a sus prestamistas o convencerlos de refinanciar y pedir más préstamos.