Antes de la guerra, Finlandia tenía una posición única entre los países europeos, ya que sus vuelos podían sobrevolar Rusia y China en nueve horas en determinadas rutas, según explicó al Post el cónsul general Timo Kantola. Esto la convertía en una opción natural para los viajes de turismo y de negocios, ya que los vuelos desde China a otras partes del norte de Europa solían tardar más o requerir transbordos.
“Está claro que el cierre del espacio aéreo ruso ha supuesto un gran cambio para Finnair y la aerolínea ha tenido que adaptarse”, afirmó.
La ciudad china central de Zhengzhou y Helsinki establecieron cuatro vuelos directos semanales en 2020, pero una antigua ruta Helsinki-Shanghai ha perdido el 9 por ciento de sus vuelos programados desde 2019. Las rutas desde Helsinki a otras seis ciudades chinas se han detenido, según datos de la consultora Cirium.
“La ventaja de Helsinki era su posición geográfica y sus rápidas rutas a través del espacio aéreo ruso, que atraían a grandes volúmenes de viajeros del norte de Europa”, dijo John Grant, analista sénior de la firma británica de datos de aviación OAG. Finnair, dijo, ha “visto una enorme caída en la demanda” debido a las consiguientes extensiones de los tiempos de vuelo y los aumentos de las tarifas aéreas.
Mientras tanto, el número de turistas chinos a Finlandia cayó de un pico de finales de 2019 de más de 40.000 por mes al pico mensual del año pasado de alrededor de 12.000, según el Instituto de Economías Emergentes del Banco de Finlandia.
El cese del servicio ferroviario de Finlandia hacia o desde Rusia ha “cortado en la práctica la conexión ferroviaria entre China y Finlandia”, añadió Kantola. Según Kantola, en los años anteriores a la guerra de Ucrania, el transporte de mercancías por ferrocarril “estaba creciendo rápidamente”.
Los trenes procedentes de Finlandia habían cruzado previamente la frontera terrestre entre Finlandia y Rusia de 1.340 kilómetros (832 millas) hasta San Petersburgo, donde los pasajeros podían viajar a China.
“Finlandia se opone a las acciones de Rusia en Ucrania, en consonancia con la posición común de la UE, de ahí su evitación del espacio aéreo ruso y sus decisiones de impedir el turismo procedente de Rusia”, dijo Kantola.
En otra medida que afecta a China, Finlandia y Estonia archivaron este año los planes para construir un túnel ferroviario de 80 kilómetros desde la capital estonia, Tallin, hasta Helsinki, dijo Kantola.
“No creo que este proyecto avance por diversas razones”, dijo Kantola. “En Finlandia hubo dudas sobre la idea desde el principio, relacionadas con los altos costos de construcción esperados y los bajos retornos de la inversión esperados”.
En cuanto a la inversión extranjera, dijo Kantola, las empresas chinas han expresado interés en dos plantas con sede en Finlandia para producir baterías de litio para vehículos eléctricos.
La empresa china CNGR Advanced Metals respalda un proyecto que operaría en la costa del Golfo de Finlandia. Aunque esa propuesta ha suscitado inquietudes internas sobre la contaminación del agua, dijo, esas inquietudes no están dirigidas a China, y agregó que los funcionarios y ciudadanos de Finlandia están “abiertos” a la participación china en las dos plantas.