Opinión| Impacto de los tipos de interés negativos en la economía y los ciudadanos

Las tasas de interés negativas plantean un desafío importante para los bancos centrales y requieren estrategias y políticas efectivas para mitigar sus efectos adversos sobre la economía.

Los tipos de interés negativos representan una situación económica poco convencional en la que los tipos de interés nominales caen por debajo de cero. En lugar de ganar intereses sobre sus depósitos, los depositantes pagan al banco para que les guarde el dinero. Esta concepción tradicional de los tipos de interés negativos es bien conocida. Sin embargo, también pueden surgir rendimientos negativos debido a la inflación. Cuando los tipos de interés nominales son inferiores a las tasas de inflación, los intereses que los depositantes ganan por sus ahorros son inferiores a la tasa de inflación de los precios. En consecuencia, experimentan una pérdida de poder adquisitivo con el tiempo. Por ejemplo, si tienes un depósito con un tipo de interés anual del 20%, pero la tasa de inflación anual es del 30%, el poder adquisitivo de tu dinero disminuye efectivamente un 10% anual (el 20% del tipo de interés nominal menos el 30% de la tasa de inflación).

Comprender las causas de las tasas de interés negativas y analizar su naturaleza es fundamental para desarrollar estrategias eficaces para abordarlas. Las tasas de interés negativas pueden surgir de diversos escenarios, cada uno con causas, ventajas y desventajas únicas.

Tasas de interés nominales negativas: Estos tipos de interés se producen debido a las políticas monetarias de los bancos centrales destinadas a estimular el crecimiento económico. En esos casos, los bancos centrales adoptan políticas ultraflexibles para estimular la actividad económica. Normalmente, no hay brecha de liquidez, los tipos de cambio se mantienen estables, la inflación se encuentra dentro de los límites previstos y la propensión a ahorrar supera a la propensión a invertir. En esas condiciones, los tipos de interés negativos se alinean con la política monetaria destinada al crecimiento económico. Hacen que la financiación de las actividades económicas sea más barata, lo que fomenta el endeudamiento y el gasto en lugar del ahorro. En consecuencia, se estimula la actividad económica y el crecimiento. Los tipos de interés negativos también reducen los costes de endeudamiento para las empresas y los particulares, lo que puede aumentar la inversión empresarial y el gasto de los consumidores. Además, los gobiernos pueden endeudarse a costes más bajos y, en algunos casos, incluso recibir pagos de los acreedores por depositar dinero en los bancos.

Rendimientos reales negativos debido a la inflación: Este tipo de tasa de interés negativa se produce cuando las tasas de inflación superan las tasas de interés nominales. Los fondos depositados pierden valor y poder adquisitivo con el tiempo. Entre los factores que contribuyen a este fenómeno se encuentran las políticas monetarias de los bancos centrales, las condiciones económicas y políticas y los acontecimientos mundiales como las crisis financieras. Para abordar esta situación se requieren ajustes precisos de las políticas y estrategias de gestión eficaces.

Las tasas de interés negativas tienen varias repercusiones:

Ahorros e inversiones: Las tasas de interés negativas pueden desincentivar el ahorro, lo que podría perjudicar a las personas que dependen de los ingresos por intereses. Algunas personas pueden retirar su dinero de los bancos para evitar pagar intereses, lo que conduce a una disminución de la liquidez bancaria.

Rentabilidad bancaria: Las tasas de interés negativas pueden afectar negativamente la rentabilidad bancaria al reducir los márgenes de interés sobre préstamos y depósitos.

Aspectos positivos: En el lado positivo, las tasas de interés negativas reducen los costos de endeudamiento para las empresas y los individuos, lo que promueve la inversión empresarial y el gasto de consumo. También reducen el costo de la deuda gubernamental.

Varios países, incluido Japón (uno de los primeros en adoptar tasas de interés negativas) y miembros de la Unión Europea como Suiza, Suecia y Dinamarca, han implementado tasas de interés negativas para abordar diversos desafíos económicos.

Los bancos centrales y los gobiernos emplean diversas medidas para gestionar los desafíos que plantean las tasas de interés negativas. Los bancos centrales pueden aumentar las tasas de interés nominales si las condiciones económicas lo permiten, para alinearlas con las tasas de inflación o superarlas. Este enfoque requiere cautela para evitar riesgos de desaceleración económica o estanflación. Los bancos centrales vigilan de cerca los efectos de las tasas de interés negativas y ajustan las políticas monetarias en consecuencia. Pueden aplicar tasas negativas a una parte de los depósitos para reducir los impactos negativos en los bancos comerciales y mitigar las reacciones de los ahorristas.

Para hacer frente a los rendimientos reales negativos se necesitan estrategias de inversión innovadoras y flexibles. Los particulares y las instituciones pueden invertir en activos que los protejan contra la inflación, como bonos protegidos contra la inflación o bienes inmuebles, y diversificar las inversiones en activos como acciones y metales preciosos.

Las tasas de interés negativas, ya sean nominales o reales, plantean desafíos importantes para los gobiernos, las actividades económicas y los individuos, especialmente durante períodos de alta inflación. Para gestionarlas de manera eficaz se requiere un conjunto integral de estrategias que abarquen políticas monetarias y fiscales, diversificación económica, educación y concienciación. Al adoptar estas medidas, los bancos centrales y los gobiernos pueden lograr una mayor estabilidad económica y mitigar los efectos adversos de las tasas de interés negativas sobre la economía y los ciudadanos.

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