En Estados Unidos, las armas simbolizan la guerra cultural entre demócratas y republicanos

El joven que intentó asesinar al expresidente estadounidense Donald Trump el sábado 13 de julio en un mitin en Pensilvania era uno de los 16 millones de ciudadanos estadounidenses que poseen un arma de guerra. Un fusil de asalto AR-15, supuestamente comprado hace seis meses por su padre, fue encontrado a su lado después de que las fuerzas de seguridad le dispararan. Veinte millones de armas de este tipo Están en circulación en el país, según la industria.

El fusil semiautomático, utilizado en la mayoría de los tiroteos más letales de los últimos años en Estados Unidos, está en el centro de los debates recurrentes sobre el control de armas en el país. Pero en los últimos 20 años, los intentos de restringir su venta y posesión han fracasado en general debido a las posiciones irreconciliables entre demócratas y republicanos sobre el tema y a la presión del poderoso lobby de armas de la Asociación Nacional del Rifle (NRA).

En 2004, la prohibición federal de los fusiles de asalto, vigente desde 1994 y aprobada por Bill Clinton, expiró. A falta de consenso en el Congreso, la prohibición no se renovó. La fabricación y venta de estas armas, en particular del AR-15, experimentó un crecimiento sin precedentes. Y aunque la cuestión de prohibirlas volvió a surgir después de cada tiroteo masivo, el AR-15 se convirtió incluso en un símbolo de Estados Unidos para algunos sectores de la derecha. En 2023, sin dar demasiados detalles sobre la necesidad de un proyecto de este tipo, los funcionarios electos republicanos llegaron a proponer un proyecto de ley que habría convertido al AR-15 en “el arma nacional de Estados Unidos”.

Al igual que Barack Obama antes que él, Joe Biden ha hecho varios intentos de restringir el acceso a estas armas de guerra, pero solo una docena de estados demócratas han adoptado medidas que restrinjan la posesión de fusiles de asalto. En un mitin en Michigan el día antes del intento de asesinato del expresidente, Biden volvió a prometer “prohibir los fusiles de asalto” si era reelegido, acusando a su oponente Trump de haber prometido a la NRA que no lo haría. Durante el mandato de Biden, un proyecto de ley bipartidista amplió las verificaciones de antecedentes para la compra de armas, principalmente para los menores de 21 años, pero su administración no prohibió su venta a personas más jóvenes.

La opinión pública está menos dividida que los políticos

En 2022, la Corte Suprema incluso autorizó a los estadounidenses a portar armas en público, una decisión que “contradice tanto el sentido común como la Constitución”, según Biden. Por otra parte, el presidente demócrata acogió con satisfacción la confirmación, en junio, de los nueve jueces de que la retirada temporal del derecho a poseer armas de fuego a los autores de violencia doméstica no era contraria a la Segunda Enmienda de la Constitución, que garantiza el derecho “a poseer y portar armas”.

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