La salud mental, vinculada a un mejor envejecimiento: el queso y el estilo de vida son importantes
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Un nuevo estudio destaca el papel importante que desempeña el bienestar mental a la hora de determinar un envejecimiento saludable, independientemente del estatus socioeconómico. Al analizar los datos genéticos de más de 2,3 millones de europeos, los investigadores descubrieron que un mejor bienestar mental conduce a un envejecimiento más saludable, caracterizado por una mayor resiliencia, una mejor salud autoevaluada y una mayor longevidad. Curiosamente, también identificaron ciertas opciones de estilo de vida, como ser activo, no fumar y comer queso y fruta, como beneficiosas para el bienestar mental y el envejecimiento saludable.

Los hallazgos se han publicado en Naturaleza Comportamiento humano.

La esperanza de vida humana ha aumentado significativamente en las últimas décadas, lo que plantea desafíos para las personas y la sociedad, como las demandas de atención médica y las cargas financieras. Si bien la salud física y la longevidad han sido a menudo el foco de la investigación sobre el envejecimiento, el papel del bienestar mental ha recibido menos atención. Este estudio tuvo como objetivo explorar la relación causal entre el bienestar mental y el envejecimiento saludable, y si esta relación es independiente del nivel socioeconómico.

El estudio empleó una técnica conocida como aleatorización mendeliana para investigar la relación causal entre el bienestar mental y el envejecimiento saludable. Este método utiliza datos genéticos para determinar si una asociación observada entre dos rasgos es causal o meramente correlacional. Al utilizar variantes genéticas como indicadores de las exposiciones, la aleatorización mendeliana ayuda a mitigar los sesgos que se encuentran comúnmente en los estudios observacionales, como los factores de confusión y la causalidad inversa.

Los investigadores analizaron datos de ocho conjuntos de datos genéticos que abarcaban a más de 2,3 millones de personas de ascendencia europea. Estos conjuntos de datos incluían información sobre cinco rasgos clave del bienestar mental: bienestar general, satisfacción con la vida, afecto positivo, neuroticismo y síntomas depresivos. Además del bienestar mental, el estudio tuvo en cuenta tres indicadores socioeconómicos: ingresos, educación y ocupación.

El estudio se llevó a cabo en dos fases. En la primera fase, los investigadores evaluaron las asociaciones causales entre los rasgos de bienestar mental y varios fenotipos de envejecimiento, que incluían la resiliencia, la salud autoevaluada, la esperanza de vida, la esperanza de vida de los padres y la longevidad. También examinaron si estas asociaciones eran independientes del nivel socioeconómico.

En la segunda fase, investigaron los posibles factores mediadores que podrían influir en la relación entre el bienestar mental y el envejecimiento saludable. Estos factores incluían opciones de estilo de vida (por ejemplo, dieta, actividad física, tabaquismo), comportamientos (por ejemplo, uso de medicamentos, rendimiento cognitivo), funciones físicas (por ejemplo, índice de masa corporal, niveles de colesterol) y enfermedades (por ejemplo, enfermedades cardiovasculares, diabetes).

El estudio encontró una fuerte relación causal entre un mejor bienestar mental y resultados de envejecimiento más saludables. En concreto, las personas con mayores niveles de bienestar mental mostraron puntuaciones significativamente más altas en los fenotipos de influencia genética relacionados con el envejecimiento (aging-GIP), así como una mayor resiliencia, una mejor salud autoevaluada, una mayor esperanza de vida y una mayor esperanza de vida de los padres.

Por ejemplo, el estudio reveló que un aumento del bienestar general determinado genéticamente se asociaba con un aumento sustancial del índice de rendimiento bruto (GIP) asociado al envejecimiento (1,21 desviaciones estándar), la resiliencia (1,11 desviaciones estándar), la salud autoevaluada (0,84 puntos), la esperanza de vida saludable (odds ratio de 1,35) y la esperanza de vida de los padres (3,35 años). Sin embargo, no se encontró una asociación significativa entre el bienestar general y la longevidad (odds ratio de 1,56).

Es importante destacar que el estudio demostró que la relación entre el bienestar mental y el envejecimiento saludable persistía independientemente del nivel socioeconómico. Si bien los mayores ingresos, la educación y el nivel ocupacional se asociaban con un mejor bienestar mental, el impacto positivo del bienestar mental en los resultados del envejecimiento seguía siendo significativo incluso después de ajustar estos factores socioeconómicos. Esto sugiere que el bienestar mental ejerce una influencia sólida e independiente en el envejecimiento saludable.

Los investigadores también identificaron varios factores del estilo de vida que contribuyen al bienestar mental y, en consecuencia, al envejecimiento saludable. Entre ellos, la actividad física y evitar el tabaquismo se relacionaron con un mejor bienestar mental y resultados de envejecimiento más saludables. Otros factores influyentes fueron el rendimiento cognitivo, la edad de inicio del tabaquismo y el uso de ciertos medicamentos, que también mediaron la relación entre el bienestar mental y el envejecimiento. Además, se descubrió que los hábitos alimentarios, como consumir más queso y fruta, eran beneficiosos.

Curiosamente, este no es el primer estudio que encuentra un vínculo entre el consumo de queso y el bienestar mental. Un estudio publicado en la revista Nutrientes Encontró una correlación entre El consumo regular de queso y la salud cognitiva En la población de edad avanzada. Al analizar los datos de 1.516 participantes de 65 años o más, los investigadores descubrieron que las personas que comían queso con regularidad tendían a tener mejores puntuaciones en la función cognitiva.

Si bien el nuevo estudio aporta evidencia convincente de la relación causal entre el bienestar mental y el envejecimiento saludable, tiene algunas limitaciones. Por ejemplo, el estudio se centró en personas de ascendencia europea, por lo que los hallazgos podrían no ser generalizables a otras poblaciones. Las investigaciones futuras deberían investigar si estas relaciones se mantienen en diferentes grupos étnicos.

Sin embargo, los resultados sugieren que las estrategias para mejorar la salud mental podrían mejorar significativamente los resultados del envejecimiento.

“Nuestros resultados subrayan la necesidad de priorizar el bienestar mental en las políticas de salud orientadas a fomentar un envejecimiento saludable, y proponen que las intervenciones para remediar las disparidades del envejecimiento saludable relacionadas con el bienestar mental subóptimo podrían apuntar a promover estilos de vida saludables, como restringir el tiempo de ver televisión y evitar fumar; monitorear el rendimiento y las funciones físicas, como mejorar la función cognitiva y regular la adiposidad; y prevenir enfermedades crónicas comunes”, concluyeron los investigadores.

El estudio, “Evidencia de aleatorización mendeliana del efecto causal del bienestar mental en el envejecimiento saludable”, fue escrito por Chao-Jie Ye, Dong Liu, Ming-Ling Chen, Li-Jie Kong, Chun Dou, Yi-Ying Wang, Min Xu, Yu Xu, Mian Li, Zhi-Yun Zhao, Rui-Zhi Zheng, Jie Zheng, Jie-Li Lu, Yu-Hong Chen, Guang Ning, Wei-Qing Wang y Yu-Fang Bi.

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