La película de la semana según Euronews Culture: 'El Eco'

Un documental observacional, terrenal y a la vez poético, sobre una comunidad remota de México, de la mano de una voz cinematográfica notable.

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Las expectativas eran altas para El Eco (El eco), como una de las mejores películas que han surgido del Festival de Cine de Berlín En la última década se mantiene la película de Tatiana Huezo de 2016, Tempestad.

La directora salvadoreña-mexicana alterna magistralmente dos narrativas en una película llena de texturas que examina las consecuencias del crimen organizado en México y lo que las madres están dispuestas a sacrificar para proteger a sus seres queridos. Es una película poética y poco convencional, palabras que también se aplican a su tercer largometraje.

Este documental observacional toma su nombre de la remota comunidad montañosa del estado de Puebla, México. La vida en El Eco consiste en cosas elementales: los niños cuidan de las ovejas, plantan cultivos, cuidan de sus mayores… Y al enfrentarse a los desafíos del paso de las estaciones, aprenden rápidamente sobre la muerte y la enfermedad.

Nuestro punto de entrada en esta vida es Montserrat (o Montse), una adolescente que, como los demás niños, ha crecido demasiado rápido. Sueña con irse de casa y lucha contra la negativa de su madre a que compita en una carrera de caballos local.

Entonces, de repente, ella desaparece…

Al igual que el debut de ficción de Huezo de 2021, Oraciones por los robadosEl director sabe cómo contar la historia de mujeres jóvenes que crecen en circunstancias difíciles y se destaca en la exploración de los vínculos femeninos, ya sean matrilineales o de otro tipo.

Con El ecoSin embargo, Huezo construye un retrato más onírico y lento de las realidades tiernas y a menudo duras de una comunidad aislada a través de tres generaciones de mujeres. Observamos el matriarcado del trabajo de cuidados y las responsabilidades transmitidas de generación en generación, independientemente de si estas cargas de la vida se entregan prematuramente. Todo sin marcadores temporales, lo que solo se suma al estado de ánimo onírico que Huezo infunde en todo momento.

Se trata de un mosaico evocador que celebra las alegrías comunitarias y encuentra una intimidad fascinante en las cosas que no se dicen, así como la elocuencia en los detalles más insignificantes. Hay que reconocer el mérito del director de fotografía de Huezo, Ernesto Pardo, cuyas amplias tomas de la dura pero hermosa geografía se ven contrarrestadas por minucias aparentemente intrascendentes que se revelan como cualquier cosa menos triviales.

Amplio y sobrio a la vez, poético pero severo, es difícil encontrar las palabras para hacerle justicia. El ecoSus ritmos arrullan al espectador en un canto fúnebre inmersivo como ningún otro, con un inconfundible trasfondo de tragedia. Porque por más hermosa que sea esta película, Huezo nos recuerda con empatía que comunidades remotas como El Eco parecen destinadas a fracturarse.

El Eco se estrenó en la Berlinale 2023 y continúa su recorrido en salas este año.

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