Al observar que los pedidos disminuían a medida que el mercado inmobiliario de China se desplomaba, el propietario de una fábrica, Zheng Weirong, decidió tomar medidas y proteger su negocio de acero de la crisis inmobiliaria.
Apostando por una recuperación del turismo, cerró una línea de producción de barras de metal en 2021 y trasladó la inversión a la producción de cabañas del tamaño de contenedores, que a menudo se utilizan como casas de huéspedes. El cambio dio sus frutos, ya que la demanda se disparó el año pasado después de que el turismo chino rebotó tras el levantamiento de las restricciones pandémicas.
