El sistema híbrido de “capitalismo de Estado” de China, impulsado por la planificación centralizada y la feroz competencia, ha llevado a China a dominar campos tecnológicos críticos y mercados emergentes. Se aconseja a las corporaciones multinacionales occidentales que adopten un enfoque pragmático para aprovechar cuatro puntos fuertes de la economía china: su ecosistema de innovación, su inversión en el Sur Global, sus mercados ultracompetitivos y su vasta base de consumidores. Quienes no logren participar corren el riesgo de perder ingresos globales y oportunidades estratégicas.
