Respetando a Peta, la chispa de la vida

El fuego también se utilizaba y se utiliza en la práctica medicinal de los lakota. Algunas plantas medicinales se propagan mediante el fuego. El fuego se utiliza para producir humo que se puede inhalar para tratar enfermedades y dolencias. El calentamiento o ebullición de ciertas mezclas utilizadas para curar heridas o tratar afecciones médicas era un elemento esencial de la curación.

Desde un punto de vista espiritual, el fuego es un componente clave en las ceremonias lakota. En ceremonias como la Inipi (cabaña de sudor) se calientan ciertas rocas en el fuego hasta que están al rojo vivo. Luego, estas rocas calientes se transportan al interior de la cabaña cerrada, donde el agua que se vierte sobre las rocas genera vapor que limpia y purifica los cuerpos de los fieles, que cantan y rezan en su interior. Los guardianes del fuego desempeñan un papel vital en todas las ceremonias, especialmente en la Danza del Sol. Cuidan el fuego durante los cuatro días de la ceremonia, de principio a fin, sin interrupción.

En la actualidad, las bases territoriales de algunas naciones nativas, comunidades o propietarios de tierras pueden ser más pequeñas, por lo que las quemas prescritas pueden no ser posibles. En esas situaciones, la supresión de incendios es un objetivo de la gestión de la tierra. Incluso en esos casos, se buscan quemas prescritas pequeñas, porque el nuevo crecimiento que se produce después de las quemas restablece los ecosistemas a su estado natural y promueve una biodiversidad vigorosa.

Las quemas prescritas son un mecanismo estratégico que puede reducir la prevalencia de incendios forestales peligrosos y minimizar el daño que pueden causar. Los científicos, los grupos ambientalistas e incluso los gobiernos y las agencias federales como el Servicio de Parques Nacionales han comenzado a adoptar procedimientos de gestión de tierras indígenas como las quemas prescritas porque han visto que funcionan. Hoy en día, las prácticas de gestión de incendios los ayudan a reducir las enfermedades contagiosas de las plantas y los árboles, minimizar las infestaciones de plagas, detener la invasión de especies invasoras y restablecer el equilibrio en las áreas protegidas. Incluso se ha demostrado que los incendios ayudan a preservar los humedales naturales.

El fuego merece nuestro respeto. Si bien causa devastación, al mismo tiempo es la chispa que da vida. Mientras nuestros cielos se oscurecen con el humo de los incendios forestales lejanos y la temperatura de la Madre Tierra aumenta gracias al cambio climático, recordemos que el fuego no es simplemente un flagelo que debemos soportar. También cumple una función en el ciclo de la vida. Existía mucho antes de que el hombre la “descubriera”. Las acciones, o inacciones, de la humanidad han conducido a este desequilibrio e inestabilidad. Hoy en día, los incendios forestales generalizados y mortales son, sobre todo, el resultado de un planeta empujado a un punto de inflexión por nuestras propias acciones.



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