El complicado mundo de las marcas de productos alimentarios culturales

Se dice que el idioma y la cultura cambian cada 50 o 100 kilómetros en la India. Cada estado y ciudad es único en su arte, arquitectura, cultura y comida, y está determinado por sus propias influencias socioeconómicas, geográficas y coloniales. El estado de Maharashtra y Goa son dos de esas regiones con historias exhaustivas. Goa, gobernada por los portugueses durante 450 años, experimentó profundas influencias en su cultura, cocina, herencia cristiana y arquitectura. El trabajo de Studio Bigfat para Goenchi Feni, un tipo de bebida alcohólica de anacardo de la India de Goa, es un ejemplo de ello. El fundador Anirudh Mehta, que creció en Bombay, tenía poco o ningún contexto sobre el proceso de obtención de feni en un nuevo estado. Al reflexionar sobre el contraste entre los envases en la India y en Estados Unidos, afirma: “hacer que algo parezca más indio es mejor que mostrar que un producto es indio”. El diseño rinde homenaje a los Rendeirs, los Cazcars y el icónico vaso llamado 'Garrafãos', con paneles que presentan ilustraciones del proceso de producción y representaciones teatrales de los trabajadores de Feni y sus herramientas. “El arte de hacer Feni está muriendo. Solo hay dos personas en Goa que continúan con esta tradición. Así como México tiene tequila, Goa tiene Feni”, señala Anirudh. “Pero el Feni siempre se ha considerado un licor de pueblo (es decir, barato). Goenchi está tratando de posicionar la marca en un mercado internacional”.

Al basar el diseño de este producto en el contexto único del que surgió, la marca no solo preserva la autenticidad de estas tradiciones, sino que también aporta una narrativa más rica y matizada al escenario internacional. En un mundo cada vez más uniforme, el verdadero valor de los productos culturales reside en su capacidad de contar estas intrincadas historias con respeto y cuidado.

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