En medio de una crisis económica cada vez más profunda, Cuba endurece las normas sobre el incipiente sector privado Por Reuters

Por Marc Frank y Dave Sherwood

LA HABANA (Reuters) – Las florecientes empresas privadas de Cuba se preparaban el miércoles para el impacto luego de que el Gobierno comunista de la isla implementó una serie de nuevas leyes destinadas a regular más estrictamente al sector privado en medio de una crisis económica cada vez más profunda.

Las nuevas reglas llegan menos de tres años después de la legalización de los negocios privados tras una prohibición de décadas implementada por el ex líder Fidel Castro.

Las medidas eliminan los incentivos para la creación de nuevas empresas, restringen a los mayoristas independientes y añaden nuevos requisitos para los solicitantes que quieran crear una empresa. También aumentan los impuestos, refuerzan los derechos de los trabajadores, endurecen los requisitos contables y agudizan la supervisión del sector privado.

Las nuevas regulaciones entran en vigor mientras Cuba atraviesa su peor crisis económica en décadas, con una grave escasez de alimentos, combustible y medicinas y un éxodo récord de sus ciudadanos.

El gobierno afirma que las reformas son necesarias para corregir distorsiones e impulsar la economía, al tiempo que se garantiza que la empresa privada beneficie a la población en general. Las ciudades y los pueblos pueden ahora denegar una licencia a una empresa que no se ajuste a un plan de desarrollo local, y los municipios pueden fijar precios en algunos casos.

“Esta no es una cruzada contra las formas no estatales de gestión… sino más bien, ponerlas en el marco de la legalidad”, dijo el ministro de Economía y Planificación, Joaquín Alonso Vázquez, añadiendo que las medidas ayudarían al desarrollo del país.

William LeoGrande, profesor de política latinoamericana y política exterior estadounidense en la American University de Washington, dijo que las regulaciones “tienen todas un efecto similar de restringir al sector privado, en lugar de liberarlo”.

“El gobierno cubano necesita al sector privado para ayudar a la recuperación de la economía, pero desconfía de él y quiere mantenerlo bajo un férreo control estatal”, añadió.

Hay mucho en juego, dice Oniel Díaz, cofundador de la consultora empresarial privada AUGE, que asesora a más de 200 pequeñas empresas cubanas.

Díaz dijo que algunas de las reglas, como la lucha contra la evasión fiscal, son comprensibles, mientras que otras sólo desacelerarán aún más la maltrecha economía.

“La pregunta es… si estas medidas… contribuyen a sacar al país de la crisis económica en la que está sumido y la respuesta es no”, dijo Díaz.

LLENANDO UN VACÍO

El sector privado ha sido un raro punto brillante en una economía por lo demás anémica que no ha logrado recuperarse de la pandemia de COVID-19 y sigue lastrada por un embargo comercial estadounidense que dura décadas y que ha complicado las transacciones financieras del gobierno cubano.

Cuba ha aprobado en tres años 11.355 empresas privadas. Los empleados del sector, junto a los 600.000 trabajadores por cuenta propia en Cuba, representan ya el 25% de los empleos y el 15% de las importaciones, según datos oficiales.

Los pequeños minoristas privados -la última fuente confiable y variada de alimentos que queda- pueden ser los más afectados por los nuevos obstáculos contables y una norma que requiere que los mayoristas trabajen a través de empresas estatales cuando importan del extranjero, según expertos y dueños de negocios consultados por Reuters.

Estas pequeñas tiendas de comestibles y tiendas de barrio, comunes ahora en muchas ciudades cubanas, han llenado un vacío dejado por un Estado casi en quiebra, importando y distribuyendo más de mil millones de dólares en alimentos y bebidas en 2023, dijo Díaz.

“(El gobierno) quiere restringir la actividad… y permitir espacios para que (el estado) recupere el terreno perdido”, dijo Díaz.

Reuters habló con varios empresarios que dijeron que aún no tenían claro cómo se aplicarían las normas y cómo podrían afectar a sus negocios. Se negaron a hacer declaraciones oficiales.

Para muchos cubanos, que se preocupan más por poner comida en la mesa, cualquier oportunidad de comprar bienes es bienvenida, siempre que el precio sea justo.

“Creo que lo mejor es el pequeño comercio”, dijo Alexander Silega, un trabajador por cuenta propia de 36 años residente en La Habana. “Pero necesitamos cierta regulación en términos de precios”.



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