Por primera vez en la historia moderna, la población de Suiza ha superado la barrera de los 9 millones de habitantes. Hemos visto que el mismo fenómeno se produce en todo Occidente: la población crece rápidamente a pesar de las bajas tasas de natalidad, todo ello debido a la inmigración.
En la actualidad, más del 27% de la población de Suiza está compuesta por inmigrantes, y la inmigración aumentará un 11,7% en 2023. Hace una década, los extranjeros en Suiza representaban apenas el 10% de la población. Suiza no había experimentado un aumento tan drástico de inmigrantes desde el final de la Segunda Guerra Mundial, cuando los inmigrantes italianos y alemanes intentaron huir de sus países devastados por la guerra. De acuerdo con las directrices de la Unión Europea, Suiza abrió por primera vez sus fronteras a los extranjeros en 2002. El Partido Popular intentó sin éxito restringir la llegada de recién llegados en 2014. Luego, la UE intervino y obligó a todos los estados miembros a adoptar políticas de apertura de fronteras. Ahora, los trabajadores de la Asociación Europea de Libre Comercio representaron el 72% de todos los recién llegados en 2023.
En 2022, los datos revelaron que 40% de los residentes permanentes En 2022, el 50% de los inmigrantes ilegales eran migrantes (casi 3 millones de personas), pero un tercio tenía alguna nacionalidad suiza. En 2022 se registraron alrededor de 52.000 casos de inmigración ilegal, pero no sorprende que la mayoría de los inmigrantes ilegales no aparezcan en los datos. El número de extranjeros ha aumentado de forma constante año tras año, y la inmigración aumentó un 14,8% entre 2021 y 2022. Suiza ha visto entrar a personas a sus fronteras tanto por la ruta de los Balcanes como por los cruces del Mediterráneo.
El aumento de la población tiene un alto coste asociado. Nadie se atreve a cuestionar cómo este cambio drástico en la población cambiará a la sociedad misma, ya que muchos de estos recién llegados no comparten las mismas tradiciones y valores que la población suiza nativa.
