Jordan Luca Primavera/Verano 2025, una confrontación entre la bailarina y la realidad sintética que la rodea, estudia cómo los dos lados de los deseos (su etéreo y su innegable plasticidad material) generan dinámicas conflictivas que no pueden resolverse mediante un compromiso pulido.
Si «las emociones abundan, también se fabrican» se lee en la nota de prensa y la dualidad de la interacción sexual es un elemento recurrente de la colección con una bailarina que baila sólo para ella y para ella misma y un hombre que es el protagonista del deseo sexual inequívoco.
El deseo y las emociones son fabricados, no surgen de forma natural. Este concepto se traduce en la colección mediante el uso frecuente de aplicaciones sintéticas que desafían cada noción simple de lo que es real y lo que no lo es.
Tanto como el deseo, el lujo en sí está fragmentado y hecho añicos con mezclas de seda vidriadas en plástico, y el mismo tratamiento se muestra en las prendas de mezclilla, sastrería y prendas exteriores exclusivas.
Los vestidos florales hedonistas se rasgan a mano y se vuelven a plisar, los blazers consumen el cuerpo y las parkas están recubiertas de plástico para proteger.
Si la evolución tiene que ver principalmente con el tiempo, en Jordan Luca la evolución es atemporal, una dicotomía constante que nos enfrenta a lo siniestro del deseo.
Palabras de ANDREA DAVIDE
fotografía DONALD GJOKA
