Crece la preocupación de que la Unión Europea y China puedan encaminarse hacia una guerra comercial. En 4 de octubrelos estados miembros de la UE votarán sobre la imposición de aranceles definitivos a los vehículos eléctricos (EV) fabricados en China, algo contra lo que China ha estado haciendo una agresiva campaña. Independientemente del resultado, Bruselas y Beijing probablemente continuarán el diálogo para resolver sus diferencias. Sin embargo, persiste el riesgo de una guerra comercial, lo que sería perjudicial para ambas partes.
Reconocer la necesidad de llegar a un compromiso es crucial. Sin embargo, si se produce el peor de los casos, mientras la UE enfrenta importantes vulnerabilidades en su relación con China, todavía tiene cartas claves que jugar. Esto implica una combinación de herramientas normativas y la capacidad de aprovechar su acceso al mercado frente a la segunda economía del mundo.
La dependencia de la UE de China
Desde una perspectiva europea, la perspectiva de conflicto es inquietante debido a la profunda integración económica entre Bruselas y Beijing. En 2023, China sigue siendo el mayor proveedor de bienes de la UEy aunque las importaciones procedentes de China cayeron un 17,8 por ciento en comparación con 2022, el déficit comercial de Europa con China sigue siendo considerable. Más allá de los volúmenes comerciales, este desequilibrio también pone de relieve la dependencia estratégica de Europa de China. Durante más de una década, la política industrial de China se ha centrado en dominar sectores globales que son críticos para la economía europea.
Un 2021 informe de la Comisión Europea reveló que la UE depende en gran medida de actores externos para 137 productos estratégicos, de los cuales el 52 por ciento proviene de China. Esta dependencia es particularmente evidente en sectores como el farmacéutico, donde hasta el 40 por ciento de los insumos provienen de China, y proveedores alternativos, como India, también dependen de componentes chinos.
Sin embargo, la mayor vulnerabilidad de Europa reside en las tecnologías verdes, donde China domina cada vez más tanto las materias primas como los productos terminados. El gobierno chino ha buscado abiertamente el liderazgo en este campo, centrándose en las células solares, las baterías de iones de litio y los vehículos eléctricos: el “nuevos tres”- como sus nuevos motores de crecimiento económico. Según el Agencia Internacional de EnergíaChina controla alrededor del 60 por ciento de las materias primas esenciales para la producción de tecnología verde y refina alrededor del 90 por ciento de estos elementos. Esta dependencia complica el camino de Europa hacia la independencia energética. Por ejemplo, en 2022el 96 por ciento de los paneles solares y el 61 por ciento de las turbinas eólicas importadas por la UE procedían de China.
A medida que crece la economía verde, aumentará la dependencia de Europa de los insumos chinos. El sector de los vehículos eléctricos es un ejemplo de ello. Importaciones de vehículos eléctricos de fabricación china se disparó de 1.400 millones de euros en 2020 a 11.500 millones de euros en 2023, lo que representa el 37 por ciento de todas las importaciones de vehículos eléctricos en la UE. Para evitar repetir los errores cometidos con los paneles solares y las turbinas eólicas, la UE ha decidido tomar medidas imponiendo aranceles de hasta el 45 por ciento a los vehículos eléctricos fabricados en China. Los estados miembros votarán sobre estos aranceles el 4 de octubre. Esto marca un cambio claro en la estrategia de la UE, cuyo objetivo es frenar su creciente dependencia de la tecnología china y proteger sus propias industrias.
La otra cara de la moneda: la dependencia de China del mercado de la UE
Durante la última década, la UE ha desarrollado una serie de herramientas navegar una economía mundial cada vez más descentralizada y moldeada por la geopolítica. Entre 2014 y 2023, en su búsqueda de autonomía estratégica, la UE introdujo varios instrumentos clave: la Inversión Extranjera Directa (IED) mecanismo de detecciónel regulación de subsidios extranjerosy el instrumento anticoerción. Estos fueron diseñados para equipar a la UE para los desafíos de la intensificación de la competencia económica con actores globales como China.
Estos mecanismos otorgan a la Comisión Europea poderes cruciales, como imponer aranceles u otras medidas comerciales en respuesta a restricciones al comercio exterior por motivos políticos y controlar las inversiones tanto entrantes como salientes. Estas iniciativas tienen como objetivo salvaguardar las industrias de la UE de la competencia externa desleal. Al mismo tiempo, la UE ha trabajado para impulsar la producción industrial europea en sectores clave, mejorando su competitividad global.
En el contexto de una posible guerra comercial con China, estos esfuerzos son esenciales, ya que proporcionan a la UE una base más sólida para interactuar con un actor económico tan poderoso.
Cuando se trata de hacer frente a una posible guerra comercial con China, todos estos esfuerzos son cruciales porque han tenido como objetivo construir una columna vertebral más sólida para lidiar con un actor económico tan poderoso. Pero también hay otro punto crucial que juega a favor de la UE y, paradójicamente, es el mismo que representa su vulnerabilidad. Si bien el déficit comercial de la UE con China se ha considerado durante mucho tiempo como una preocupación, también subraya la dependencia de China del acceso al mercado europeo.
Porcelana depende el doble Las exportaciones de China dependen de la UE como lo hace la UE con China: el 16 por ciento de las exportaciones de China van a la UE, mientras que sólo el 9 por ciento de las exportaciones de la UE se dirigen a China. Este desequilibrio ofrece a Europa una oportunidad estratégica. En sectores como el de la tecnología verde, donde Europa parece particularmente vulnerable, la UE es también uno de los mercados más importantes de China. Mientras China busca internacionalizar sus productos ecológicos, en particular los vehículos eléctricos, la UE desempeña un papel crucial en la estrategia de Beijing, especialmente a la luz de la creciente rivalidad entre China y Estados Unidos.
Por ejemplo, de acuerdo a datos de 2023aproximadamente el 60 por ciento de los casi 14 millones de vehículos eléctricos vendidos en todo el mundo fueron fabricados en China. Sin embargo, una parte importante de esta producción se destinó al mercado interno, y alrededor de dos tercios de los vehículos se vendieron dentro de la propia China. Para expandirse globalmente, China necesita acceso a la UE, el segundo mercado de vehículos eléctricos más grande del mundo y líder en esfuerzos de transición verde.
Lograr un delicado equilibrio
Europa y China están profundamente entrelazadas y ambas partes poseen fortalezas y vulnerabilidades. Si bien gran parte de la atención actual se centra en la dependencia de Europa de los productos chinos, la UE tiene una importante influencia estratégica. Al capitalizar la necesidad de China de acceder al mercado, Europa puede ejercer una mayor influencia en la gestión de esta relación interdependiente sin romper vínculos económicos cruciales.
A medida que aumentan las tensiones comerciales, el desafío de Europa será afirmarse como un socio igualitario, equilibrando su dependencia económica de China con la protección de sus intereses estratégicos. Este delicado acto de equilibrio dará forma al futuro de las relaciones entre China y la UE. Sigue siendo incierto si Bruselas y Beijing podrán negociar un compromiso, pero una cosa está clara: en las guerras comerciales, como en las guerras reales, rara vez hay verdaderos ganadores, especialmente entre dos economías tan profundamente interconectadas.