POV: Los ilustradores no están bien.

Nishant dice que los editores también pueden ser “cada vez más cautelosos ante posibles reacciones negativas”, lo que lleva a que los comisionados ejerzan un mayor control editorial sobre la ilustración final, en el informe y en los intercambios que siguen. Quizás más que antes, los ilustradores están demasiado dirigidos. “Se ha vuelto más difícil mantener una voz editorial fuerte o utilizar la sátira en las ilustraciones”, dice Nishant. “Otra tendencia que he notado es que muchas publicaciones ahora producen ilustraciones internamente, donde antes habrían encargado ilustradores editoriales como yo”.

Estos cambios tienen efectos en cadena. Si las oportunidades se reducen en el sector editorial, donde muchos ilustradores se inician, se vuelve más difícil tomar la ruta rápida de empleos bien remunerados en publicidad y marcas. “He trabajado en campañas publicitarias y desarrollo de marcas para clientes corporativos que me encontraron a través de mi trabajo tanto en publicaciones importantes como en revistas independientes más pequeñas”, señala Nishant.

Sin embargo, después de todo esto, tanto Nishant como Sergio, dos creativos que corren el riesgo de que su red comercial se debilite tanto como cualquier otro, también demostraron esperanza en la ilustración. “A pesar de todos estos cambios, la ilustración editorial puede seguir siendo gratificante si construyes una base de clientes sólida y te acostumbras a hacer malabarismos con múltiples proyectos con plazos ajustados. Sigue siendo un lugar donde puedo expresar opiniones y aportar humor y comentarios sociales”, añade Nishant. También dice que se pueden encontrar otros aspectos positivos en el panorama cambiante: notar que se encargan una gama más amplia de estilos de ilustración, por ejemplo, con las redes sociales que facilitan conectar a los clientes con voces creativas en todo el mundo.

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