El gobernador Gavin Newsom y los políticos locales se oponen al proyecto junto con la Dry Creek Band of Pomo Indians, que opera el cercano River Rock Casino.
Durante décadas, una pequeña tribu sin tierras del norte de California ha tenido la misión de conseguir tierras, abrir un casino y aprovechar el mercado de juegos disfrutado por tantas otras tribus que ganan millones de dólares al año.