Revolución de nutrientes en la lucha contra el hambre oculta y el cambio climático

El “Día Mundial de la Alimentación”, que se celebra anualmente el 16 de octubre, está dedicado a crear conciencia sobre los problemas urgentes del hambre y la desnutrición en el mundo y la necesidad de una agricultura sostenible frente a la cambio climático y una población en rápido crecimiento.

Para 2024, el tema fijado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), “El derecho a la alimentación para una vida mejor y un futuro mejor”, enfatiza la necesidad de garantizar que todos tengan acceso a alimentos seguros y nutritivos. Esta es una tarea cada vez más difícil a medida que la degradación del suelo y la falta de diversidad en nuestro suministro de alimentos eliminan micronutrientes vitales de lo que comemos a diario.

Agregar presión a los sistemas tensos

Dado que se espera que la población mundial alcance los 9.900 millones en 2050, la producción de alimentos también debe aumentar en casi un 60 por ciento para satisfacer las demandas de esta población en crecimiento, lo que añade una inmensa presión a los sistemas agrícolas que ya están bajo presión.

Al mismo tiempo, el cambio climático está alterando gravemente las prácticas agrícolas tradicionales, a medida que las sequías, las inundaciones y los patrones climáticos cambiantes causan estragos en la productividad agrícola.

Además, el agotamiento de recursos vitales (como la tierra cultivable y el agua) hace aún más difícil mantener la producción de alimentos en los niveles necesarios.

Uno de los desafíos más apremiantes es la desnutrición, en particular el “hambre oculta” causada por deficiencias de micronutrientes en el suministro de alimentos.

Esto se debe a menudo a una escasa diversidad dietética y a unos suelos cada vez más empobrecidos en nutrientes esenciales. Mientras el sistema alimentario mundial lucha por seguir el ritmo de la demanda, la calidad nutricional de los alimentos se ha vuelto tan crítica como la cantidad producida, lo que presenta un desafío complejo.

¿Cómo podemos alimentar de manera sostenible a miles de millones de personas más y al mismo tiempo abordar la triple carga de la malnutrición (desnutrición, sobrenutrición y deficiencias de micronutrientes) en el contexto del cambio climático y la disminución de los recursos naturales?

En verdad, no se trata sólo de aumentar la productividad; se trata de garantizar que lo que producimos sea nutritivo y sostenible para las generaciones futuras.

Pasar de la autosuficiencia a la suficiencia nutricional

Para abordar estas cuestiones, es necesario sentar las bases de la seguridad alimentaria en un suelo sano. Yendo más allá de la noción de mera “autosuficiencia” en la producción de alimentos, el objetivo ahora debe ser la suficiencia nutricional: garantizar que lo que se cultiva no sólo alimente a la población sino que también la nutra.

Este cambio es esencial para combatir la malnutrición y apoyar un sistema alimentario sostenible y resiliente que pueda satisfacer las necesidades de las generaciones futuras.

Pasar de los aumentos de productividad de la Revolución Verde a una nueva “Revolución de los Nutrientes” pone de relieve la necesidad de cultivos diversos y ricos en nutrientes. Ampliar la actual canasta de alimentos de cereales puros a mijo tradicional, cultivos agronómicamente mejorados con nutrientes y cultivos biofortificados ofrece un enfoque sostenible para combatir el hambre oculta y al mismo tiempo garantizar la sostenibilidad agrícola a largo plazo.

A nivel mundial, organizaciones responsables están abordando los desafíos de la seguridad alimentaria, la desnutrición y la sostenibilidad ambiental a través de soluciones innovadoras. La desnutrición, particularmente en África subsahariana y Asia, afecta a millones de personas, y los niños sufren retraso del crecimiento, emaciación y deficiencias de micronutrientes.

Para abordar estos problemas, iniciativas de colaboración como el programa “NutriFarms” de Yara India y HarvestPlus Solutions se centran en mejorar la calidad de los alimentos enriqueciendo cultivos básicos como el trigo y el arroz con micronutrientes esenciales.

Un proyecto piloto en el que participan más de 400 agricultores de Uttar Pradesh, India, hace hincapié en el cultivo de trigo enriquecido con zinc, con el objetivo de mejorar la nutrición de los cultivos, aumentar los rendimientos y aumentar la resiliencia a las tensiones ambientales. Al apoyar a los pequeños agricultores con capacitación y recursos, estos esfuerzos contribuyen a mejorar la seguridad alimentaria y los ingresos de los agricultores.

Para abordar las causas profundas del hambre y la malnutrición, han surgido varias intervenciones prácticas de este tipo que apuntan tanto a la producción de alimentos como a la sensibilización. Es esencial adoptar un enfoque multifacético para abordar juntos los problemas del cambio climático, las deficiencias de nutrientes y las prácticas agrícolas sostenibles.

Sensibilizar al consumidor: Educar al público sobre los beneficios para la salud de cultivos diversos y nutricionalmente mejorados y de opciones ricas en nutrientes como el mijo es clave para combatir la desnutrición. Las campañas colaborativas pueden resaltar el vínculo fundamental entre la agricultura y la salud pública, enfatizando la importancia de consumir cultivos más diversos y nutritivos para mejorar los resultados generales de salud.

Fertilizantes especiales: Más allá de los fertilizantes convencionales, se ha demostrado que las aplicaciones foliares, que suministran nutrientes directamente a los cultivos, aumentan el contenido de micronutrientes de las plantas. Se ha observado que los productos fertilizantes innovadores han mejorado tanto la productividad de los cultivos como la eficiencia del agua, convirtiéndolos en herramientas vitales en la lucha contra el hambre, particularmente en regiones que enfrentan escasez de agua. En regiones donde el agua es limitada, el uso de fertilizantes solubles en agua ha demostrado ser eficaz para mejorar la absorción de nutrientes. Estos fertilizantes ayudan a las plantas a prosperar en entornos con escasez de agua, contribuyendo tanto a la sostenibilidad como a la seguridad alimentaria.

Prácticas y tecnologías resilientes al clima: Se están explorando tecnologías emergentes, como el uso de la IA en la agricultura, para optimizar la producción de alimentos. Al mejorar la gestión de recursos, estas tecnologías pueden mitigar el impacto del cambio climático en la agricultura, asegurando mayores rendimientos y al mismo tiempo protegiendo el medio ambiente.

Sin embargo, el desafío no sólo radica en aumentar la producción sino también en concienciar a los consumidores sobre los beneficios para la salud de dichos cultivos. El sistema alimentario mundial enfrenta varios desafíos apremiantes, incluido cómo diversificar la canasta de alimentos, promover cultivos nutritivos y sostener la producción de alimentos a pesar de las perturbaciones relacionadas con el clima.

Al trabajar juntos, los gobiernos y las empresas privadas pueden cerrar esta brecha, asegurando que se cultiven, promuevan y hagan accesibles cultivos nutritivos a las poblaciones que más los necesitan.

El autor es director general de Yara South Asia.



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