Has perdido a familiares y amigos porque estableciste nuevos límites.
Estas personas podrían sentir que no estás siendo razonable. Podrían haberte acusado de cambio porque empezaste a desarrollar estándares. Puede que no entiendan por qué tuviste que alejarte de ellos, pero estabas haciendo lo correcto. Aunque puede resultar molesto que ya no estén en tu vida, es bueno que hayas empezado a defenderte. Nunca debes permitir que otros te falten el respeto o se aprovechen de tu bondadoso corazón. Deberías estar orgulloso de haber eliminado a las personas que te tratan mal y solo reservar espacio para aquellos que te tratan bien.
Miras hacia atrás, recuerdas tus errores y te avergüenzas.
No deberías enojarte con tu antiguo yo por cometer errores. No sabías nada mejor en ese momento. Ahora puedes mirar la situación con una nueva perspectiva. Tienes más conocimientos hoy que en aquel momento. Aunque te resulte incómodo pensar en el tipo de persona que solías ser, deberías estar feliz de haberte convertido en alguien que puede ver lo que hay que cambiar. Deberías estar orgulloso de no haber permanecido exactamente igual durante todos estos años.
Tus sueños han comenzado a cambiar.
Cuando eras más joven, imaginabas que tu mundo sería de cierta manera. A medida que creciste, esa visión comenzó a cambiar. Tal vez quieras seguir una carrera profesional completamente diferente a la que planeaste originalmente. O tal vez ahora tenga pensamientos diferentes sobre el matrimonio y los hijos que cuando era joven. De cualquier manera, no deberías sentirte culpable por dejar atrás viejos sueños para perseguir nuevos sueños. Cambiar de camino no te convierte en un fracaso. Es una señal de que eres flexible. Sabes lo que quieres. Y poco a poco te estás convirtiendo en la persona que siempre debiste ser.
Eres honesto con tus emociones.
En lugar de huir de tus pensamientos complejos, los examinas. Permites que tus sentimientos te consuman. En lugar de alejar la tristeza para parecer fuerte, reconoces que no hay nada de débil en derramar lágrimas. En lugar de alejar la felicidad por miedo a que no dure, disfrutas cada momento con abandono. Entiendes que tus sentimientos son válidos. Les das el espacio que se merecen. No sólo eres más honesto con las personas que te rodean, sino que también eres más honesto contigo mismo.
Has luchado con tu equipaje.
Eres un humano imperfecto, como todos los demás en este planeta. La diferencia entre madurez e inmadurez es si reconoces o no tus rasgos tóxicos y trabajas para cambiarlos. Aunque odies tu equipaje, deberías sentirte aliviado de poder verlo. No lo estás ignorando. No estás echando la culpa dondequiera que se quede. Estás aceptando que sí, que tienes áreas en las que necesitas trabajar. Estás decidiendo que no, no te conformarás con una existencia mediocre. Vas a prosperar. Seguirás creciendo todos los días porque entiendes que eres un trabajo en progreso.