El pase cultural de Francia está en riesgo a medida que aumentan los llamados a eliminarlo

El pasado mes de abril, el presidente francés, Emmanuel Macron, pidió la creación de un “pase cultural” para los jóvenes de toda Europa. “El pase cultural funciona muy bien en Francia. ¡Alemania acaba de adoptarlo! ¿Qué pasaría si todos los jóvenes europeos pudieran beneficiarse de ello?”, dijo Macron en octubre pasado.

En 2015, Matteo Renzi, el entonces primer ministro italiano, fue el primer político europeo en lanzar un “Bonus Cultura” tras la destrucción del patrimonio cultural por parte del Estado Islámico en Oriente Medio. Según este plan, todos los jóvenes italianos de 18 años podrían recibir 500 euros para gastar en un producto o actividad cultural. Casi dos tercios (60%) de los jóvenes elegibles se inscribieron, pero, justo antes de la fecha límite, sólo el 6% había encontrado una manera de gastar el dinero. El sitio web Bonus Cultura no funcionaba correctamente y la mayoría de las ciudades italianas no tienen teatro, sala de conciertos, cine o librería para utilizar el pase. Los espacios culturales se mostraron reacios a inscribirse por temor a la carga del papeleo y los retrasos en la obtención de los pagos del Estado. El programa también se vio ensombrecido por un prolífico mercado negro, en el que los beneficiarios cambiaban sus fondos por teléfonos móviles, computadoras o efectivo. En 2024, la actual primera ministra, Giorgia Meloni, redujo el programa a una “tarjeta de mérito” para estudiantes académicos destacados y una “tarjeta de cultura” para familias de bajos ingresos.

Francia marca el camino

A pesar de estos problemas, otros países siguieron su ejemplo. El año pasado, 326.000 jóvenes españoles de 18 años (el 65% de esa franja de edad) se apuntaron a un Bono Cultural Joven de 400€. Alemania ha sido más ahorrativa: el año pasado se lanzó el KulturPass con una subvención de 200 euros, pero ya se ha reducido a 100 euros.

Sin embargo, ningún país ha llevado la idea tan lejos como Francia. El Pase Cultura fue la única propuesta de política cultural de Macron cuando fue elegido en 2017. Después de un período de experimentación, el pase se amplió a todos los jóvenes de entre 15 y 18 años, con subvenciones que oscilaban entre 20 y 300 euros. El coste se disparó hasta los 260 millones de euros al año, incluidos 50 millones de euros para actividades grupales en las escuelas. Se convirtió en el gasto más alto del Ministerio de Cultura y representó el doble del apoyo público brindado al Museo del Louvre.

A los 18 años es demasiado tarde para descubrir actividades culturales como museos, conciertos clásicos u ópera.

Christian Bilhac, senador francés

Sin embargo, apenas un mes después del llamamiento del presidente para extender la iniciativa a toda Europa, el organismo de auditoría del Ministerio de Cultura concluyó un informe sorprendente sobre el impacto del Pase Cultura individual. El informe se publicó en septiembre. “Es imposible demostrar que el programa ha cumplido su misión de servicio público ampliando y diversificando las prácticas culturales” para las generaciones jóvenes, escribieron los auditores.

Según el informe, el 80% de los jóvenes de 18 años se han beneficiado del pase. En dos años y medio, el 71% de los 24 millones de usuarios han comprado libros, y la mitad de ellos han comprado Mangas y cómics. Como resultado, Francia se ha convertido en el primer consumidor de manga, sólo superado por Japón, con 40 millones de copias vendidas el año pasado. El quince por ciento se gasta en entradas de cine, mientras que sólo el 2,8% de los fondos se destina a comprar asientos para conciertos (de todo tipo), el 0,7% a la compra de una tarjeta de museo y un minúsculo 0,01% a entradas de teatro.

En general, el sistema beneficia principalmente a los adolescentes de familias ricas y educadas, que ya tienen acceso a cómics y películas. Este estudio contrasta con los informes sobre el éxito del “pase grupal”, que ayuda a los docentes a organizar salidas y actividades culturales con sus clases.

Ahora hay llamados a descartar la iniciativa y en su lugar financiar la educación artística en las escuelas. Una comisión senatorial también criticó este sistema altamente disfuncional: “Cuanto más tarde se siembran las semillas, menos se cosecha. A los 18 años ya es demasiado tarde para descubrir actividades culturales como museos, conciertos de música clásica u ópera”, afirmó el senador Christian Bilhac.

Rachida Dati, la ministra de Cultura saliente, admitió que la plataforma necesita una “reforma fundamental” e inició una serie preliminar de correcciones.

Queda por ver si el programa sobrevivirá a los recortes presupuestarios que se esperan del nuevo gobierno.

Fuente

LEAVE A REPLY

Please enter your comment!
Please enter your name here