El tradicional día de la mascarada celebra la cultura costarricense

Desde 1996, Costa Rica celebra el “Día de la Mascarada Tradicional” el 31 de octubre, tras la emisión del Decreto Ejecutivo No. 25724-C. Este día se estableció para honrar una de las expresiones culturales más distintivas del país: las mascaradas. Esta tradición, profundamente arraigada en la herencia costarricense, muestra el espíritu creativo de los costarricenses, quienes elaboran máscaras y disfraces grandes y coloridos que dan vida a los personajes en una celebración pública vibrante.

En 2022, la Asamblea Legislativa de Costa Rica declaró la mascarada un símbolo nacional oficial a través del Decreto Legislativo No. 10239. Esta medida reforzó la importancia cultural de la mascarada y educó al público sobre su historia y valores. Hoy en día, una colorida variedad de personajes continúa cautivando al público mientras cobran vida durante los festivales. Estas figuras incluyen personajes icónicos como el Gigante, la Bruja, el Diablo, la Calavera y el Policía.

Los orígenes de la tradición de las mascaradas de Costa Rica en el Valle Central se remontan al período colonial, específicamente en comunidades que organizaban festivales en honor a sus santos patrones. Según los investigadores, “fue en La Puebla de Cartago—un barrio donde habitan indígenas, pardos, negros y mulatos—donde la práctica de mantudos Comenzó, durante una de las festividades de agosto en honor a la Virgen de Los Ángeles”.

Esta área en Cartago fue esencial para dar origen a una tradición distintiva de mascaradas costarricenses, mezclando influencias de diversos orígenes étnicos y culturales dentro de la comunidad. Una de las figuras más reconocidas de la cultura de las mascaradas de Costa Rica es Rafael 'Lito' Valerín, originario de Cartago. Valerín es célebre por crear una variedad de personajes populares que cobraron vida gracias a la juventud de Cartago a principios del siglo XX.

Estos personajes, a menudo representados como payasos, agregaron un elemento lúdico y caprichoso a la virgen de los angeles festividades y, con el tiempo, fueron adoptadas por otras comunidades de la región, convirtiéndose en una característica muy apreciada de las celebraciones patronales en varios pueblos del Valle Central.

Algunos de los pueblos donde prospera esta expresión cultural incluyen Aserrí, Barva y regiones a lo largo de Heredia; Desamparados, San Lorenzo de San Joaquín de Flores, San Antonio de Escazú, Tres Ríos y Palmares. En casi todos estos lugares, las familias han preservado la tradición de hacer mascaradas, transmitiendo el conocimiento y las habilidades necesarias para crear estos personajes de una generación a la siguiente.

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