Fethi Aboubeker, de Argelia a Francia, entre cultura y pasión radiofónica

Fethi Aboubeker, nacido de padres marroquíes en Tlemcen, Argelia, en 1967, lleva consigo la compleja y conmovedora historia de su familia, marcada por sucesivas migraciones y dolorosas separaciones. Atraídos por las oportunidades económicas de Argelia, sus padres se mudaron a la parte más occidental del país. «Fue un período de importante desarrollo para Argelia bajo la ocupación francesa», explica.

Su madre, también nacida en Tlemcen de padres marroquíes, y su padre, originario de Tafilalet, que se mudó a Argelia con su propio padre, representan la primera generación de inmigrantes. De los siete hijos de la familia, cinco nacieron en Argelia, mientras que las dos últimas, gemelas, nacieron en Francia en 1976.

Primera Infancia en Argelia (1967 – 1974)

Fethi recuerda vívidamente sus primeros años en Argelia, profundamente inmerso en la cultura local. «Recuerdo exactamente dónde vivíamos, cómo llegar a la escuela, cómo ir de compras y cómo llegar a los partidos de fútbol. También tengo vívidos recuerdos de la tienda de comestibles de nuestra familia, del aroma del café tostado y de los puestos de verduras.» Del mismo modo, las vacaciones de verano en casa de su abuelo, cerca de Tlemcen, le dejaron recuerdos duraderos.

Separación y trauma (1974 – 1975) Después de trabajar durante seis años en Francia, el padre de Fethi logró reunir a la familia en 1974. «La condición para nuestra reunificación familiar era la estabilidad financiera», dice Fethi. «En Tlemcen, veíamos a nuestro padre una o dos veces al año durante sus vacaciones, con o sin promesa de llevarnos a Francia», recuerda. Así pues, Francia representaba una segunda oportunidad. «Fue el apogeo de los Trente Glorieuses, un período de rápido desarrollo industrial, y mucha gente vino a compensar la escasez de mano de obra», señala.

Sin embargo, el regreso a Marruecos de su familia materna estuvo marcado por el apoyo del rey Hassan II, que permitió una reintegración rápida y estable al Reino. Gracias a este importante apoyo, los niños pudieron retomar sus estudios y los adultos encontrar trabajo.

Llegada a Francia (agosto de 1974)

Fethi Aboubeker consideró su llegada a Francia como un auténtico renacimiento. A la edad de siete años descubrió un mundo nuevo, sin ningún dominio del idioma francés, pero lleno de promesas y oportunidades. «Nuestra llegada fue vivida como una nueva aventura, una inmersión en una cultura diferente y una nueva forma de vida. Tenía un lado lúdico». Además, el cambio de escenario ayudó a consolidar los vínculos con su padre, transformando una situación de separación en una oportunidad para fortalecer la familia.

El viaje desde Marruecos, pasando por España, hasta Burdeos, Francia, fue lleno de aventuras. Desde el asombro del niño ante las luces de Fez por la noche, hasta los desafíos logísticos en Tánger, donde la familia se encontró temporalmente atrapada en un hotel, hasta el tren de carga que se incendió en el sur de España, cada etapa tuvo un profundo efecto en él.

La escuela jugó un papel esencial en su integración. Guiado por sus profesores e inmerso en un entorno educativo estimulante, Fethi se adaptó rápidamente. «Gracias a mis profesores de primaria me fundí en el molde. Cuando eres joven, puedes adaptarte rápidamente», informa. La educación no sólo le permitió adquirir la lengua francesa, sino también forjar los vínculos sociales esenciales para su desarrollo.

Es más, nunca sintió una brecha social con sus compañeros, ya que sus respectivos padres trabajaban cerca de las fábricas. «Ese fue el factor decisivo. Dentro de esta población las clases sociales eran homogéneas, ya fueran nuestros orígenes marroquíes, portugueses o franceses; compartíamos el denominador común de pertenecer a familias de clase trabajadora, y socialmente ninguna distinción era palpable».

En honor a la herencia intelectual transmitida por sus tíos y su abuelo, todos ellos distinguidos profesores, Fethi Aboubeker hizo de sus estudios una prioridad. «Cuando salí de Argelia, mi abuelo me regaló 4 o 5 libros y me dijo: 'Llévalos contigo, continúa tus estudios, esa debería ser tu primera prioridad'». El entorno familiar fomentó así su inclinación por el aprendizaje, priorizando sus estudios, a pesar de las oportunidades profesionales que encontró ya en el bachillerato.

Primeros pasos hacia las ondas

La radio es una pasión profundamente arraigada en la historia personal y familiar de Fethi. Las tardes pasadas en Marruecos escuchando el disco de culto de Thomas Dutronc «Il est 5h, Paris s'éveille» en la cadena de radio Europe1, «se habían convertido en un ritual» compartido con sus tíos. «Las voces de radio, sin rostros asociados, siempre me han fascinado de manera especial», confiesa.

A la edad de 14 años, Fethi quedó atrapado en la ola de la radio libre y conoció a influyentes figuras de la radio francesa. Sin embargo, sus padres «le aconsejaron que se cuidara las espaldas y realizara estudios científicos serios», considerando «la radio un mero hobby».

Aunque frenado por los temores familiares, siguió conciliando sus estudios con su pasión por la política. «Realmente vi esto como mi vocación futura: entrevistar a políticos y líderes empresariales, para confrontarlos con sus modos de gobierno y sus estrategias», declara con determinación. Además, su carrera universitaria en economía y gestión, enriquecida con una formación en ciencias políticas, dio expresión concreta a su ambición de comprender y analizar el complejo funcionamiento de la sociedad.

En un movimiento audaz, Fethi «creó su propio camino aprendiendo en el trabajo». Para ello visitaba periódicamente una emisora ​​de radio situada en lo alto de una casa móvil situada lejos de su casa. Aprendió los rudimentos del oficio observando atentamente el trabajo de los locutores de radio. Gracias a su perseverancia, al venir todos los miércoles por la tarde, se introdujo en la producción: manejo de micrófonos, lanzamiento de bandas sonoras, transmisión de comerciales y reportajes, atención de llamadas en vivo. Esta formación integral le proporcionó las habilidades que necesitaba para iniciarse en el micrófono. Salir temprano por la mañana era una parte integral de su rutina. Los fines de semana, él y otros periodistas se levantaban al amanecer para comprar los primeros periódicos y preparar la revista de prensa para las retransmisiones de las siete de la mañana. Esta rutina, lejos de ser una tarea ardua, representaba un juego para él, asombrado de ver a profesionales cobrar por seguir su pasión.

«Mirar, escuchar, leer»

Fethi siempre ha buscado mantener un fuerte vínculo con sus raíces marroquíes a través de la música, la literatura y las artes visuales. Como señala, «compartir la propia cultura autóctona se hace esencialmente a través de las emociones y la expresión artística, ya sea en el ámbito del arte, el cine, la pintura, la arquitectura o la historia».

La música juega un papel central en esta transmisión emocional. Fethi se refiere a la «música árabe-andaluza, urbana, árabe-bereber», señalando que lo que escuchaban sus padres todavía resuena en él por la emoción que evoca. Asimismo, la cultura culinaria es para él otro medio imprescindible para compartir y transmitir vínculos culturales, donde cada plato cuenta una historia y evoca preciosos recuerdos de su infancia.

Ha tenido cuidado de compartir cada uno de estos aspectos con sus dos hijas, Naïla (24) y Louna (22), sin olvidar un elemento fundamental: viajar y, más concretamente, descubrir Marruecos. Cuando alcanzaron la mayoría de edad, Fethi planeó un viaje por carretera desde París a Tánger, donde todavía vive parte de su familia. Según lo describe, el viaje fue mucho más que un simple viaje.

«Fue un momento especial con mis dos hijas para hablarles de nosotros, de nuestros recuerdos, de nuestra cultura marroquí, de las emociones que guardamos de estos grandes viajes. La etapa final consiste en cruzar el Estrecho de Gibraltar, que siempre despierta una emoción indescriptible. Una emoción que ellos, a su vez, pudieron compartir».

Fethi Aboubeker

La transmisión es una parte importante de la vida de Fethi, tanto a nivel profesional como personal. Durante cinco años, ha compartido su experiencia de campo con estudiantes de posgrado en seminarios de investigación, combinando teoría y práctica. En particular, desarrolló una colaboración con la Universidad Cadi Ayyad de Marrakech. «Solíamos colaborar en estas conferencias en nombre de Francia, se llamaban 'Journées du Marketing, de la gestion et de l'économie de l'université'», recuerda.

Estos coloquios multidisciplinarios, que reunieron a estudiantes de países tan diversos como Canadá, Egipto y Australia, tenían como objetivo explorar los avances en la investigación en economía y gestión y su impacto potencial en el desarrollo de las provincias del sur de Marruecos. «Tuvimos que hacerlo en estos lugares para mostrar el potencial de desarrollo de estos territorios», subraya, refiriéndose a los seminarios que comenzaron en Marrakech y continuaron en El Aaiún y Dajla.

Tras esta experiencia en la educación superior y la investigación, se dedicó de lleno a su vocación de consultor en organización empresarial y finanzas, profesión que ejerce desde hace 24 años. «Mis tareas implican diagnósticos económicos, financieros y sociales. Esto me lleva a entrevistar a los directivos para intentar comprender su estrategia y responder a solicitudes específicas», informa.

En el futuro, Fethi y sus colegas planean lanzar una estación de radio web especializada, diseñada para un nicho específico en su campo de actividad, con un fuerte enfoque en el mundo de los podcasts. «Mi acercamiento a la radio incluye ahora los podcasts», en detrimento de la radio en vivo, que prefiere por su espontaneidad. Este proyecto le permitirá mantener un vínculo con sus raíces radiofónicas, que son el hilo conductor de su vida.



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