La conexión entre la cultura y el síndrome del burnout: el papel de la adicción compulsiva al trabajo

El trabajo compulsivo, por el contrario, se define como la sensación de estar obligado a trabajar mucho tiempo o con ahínco, aunque deje de resultar placentero. Obligados a trabajar, los trabajadores compulsivos suelen sentir emociones como frustración, vergüenza o culpa cuando se toman un descanso o cuando no trabajan. El sentido de obligación prevalece sobre consideraciones como el bienestar personal y la necesidad de encontrar un equilibrio sensato entre el trabajo y la vida personal. Esta sensación constante de presión y, a veces, una relación negativa y poco gratificante con el trabajo, pueden alimentar el síndrome de burnout y, a su vez, provocar un agotamiento y un cinismo cada vez mayores.

Este impulso interno a trabajar compulsivamente puede surgir de múltiples fuentes. Los empleados pueden estar más o menos inclinados, según rasgos de personalidad particulares (neuroticismo, perfeccionismo, obsesión-compulsividad). Sin embargo, la adicción compulsiva al trabajo también puede aprenderse a través del refuerzo de la conducta. Puede haberse aprendido en la familia de origen de una persona, o también puede haber sido aprendido en el entorno laboral. Es importante destacar que el trabajo compulsivo (y excesivo) puede verse exacerbado (o incluso mitigado) por la cultura organizacional y la actitud y el comportamiento de los líderes.

Aunque la capacidad de soportar el exceso de trabajo varía de persona a persona, en algún momento todos llegamos a nuestro límite. Si las largas horas de trabajo consumen constantemente tiempo de recuperación, a largo plazo la persona perderá productividad y se encontrará con que no tiene suficientes recursos para recuperarse. A medida que los niveles de concentración del trabajador flaquean, se cometen errores, el aumento de la actividad ya no produce un rendimiento proporcional y aumenta la insatisfacción personal. Al trabajar en un estado de alto estrés, es posible que descubran que son propensos a enfermarse físicamente tan pronto como se toman unos días libres. En resumen, nos agotamos, que es el primer paso hacia el síndrome de burnout.

Más allá de la superficie del exceso de trabajo: el intrincado vínculo entre la compulsividad y el agotamiento

En nuestra reciente encuesta realizada a 117 empleados, desde ejecutivos hasta trabajadores de nivel medio y básico, encontramos correlaciones positivas entre la adicción al trabajo y el agotamiento. En general, cuanto mayor es la puntuación general de un empleado en adicción al trabajo, mayor es su riesgo de sufrir agotamiento.

Sin embargo, es importante destacar que, cuando analizamos más de cerca y examinamos la contribución separada de las dimensiones excesiva y compulsiva de la adicción al trabajo al agotamiento, descubrimos que el trabajo compulsivo predice el agotamiento con más fuerza que el trabajo excesivo, independientemente del nivel laboral.

Por lo tanto, los datos sugieren que, cuando queremos reducir los índices de agotamiento laboral entre nuestros trabajadores, es probable que la lucha contra el trabajo compulsivo tenga un mayor impacto que la lucha contra el trabajo excesivo. Esto puede no resultar sorprendente, ya que, como estamos llegando al meollo del problema, abordar una de las causas fundamentales garantiza soluciones más duraderas que luchar contra el exceso de trabajo a nivel de los síntomas.

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