En Estados Unidos, hay más de 400 millones de armas en posesión de particulares. Anualmente se venden catorce millones de ellas, muchas de ellas semiautomáticas. Muchas de ellas están en manos de personas con problemas de salud mental. ¿Es sorprendente que los tiroteos masivos sean algo habitual?
El peor tiroteo masivo tuvo lugar aquí en Las Vegas en 2017. Un pistolero trastornado fue capaz de asesinar a 60 personas y herir a cientos más en cuestión de minutos. Utilizó rifles semiautomáticos con culatas de disparo rápido. Los heridos quedaron traumatizados, al igual que el resto de los asistentes al concierto. Las familias de los fallecidos también quedaron traumatizadas.
Este tiroteo masivo, así como otros innumerables, no pareció importarles a los seis jueces de la Corte Suprema designados por el Partido Republicano en su reciente fallo que anuló la prohibición de los bump stocks. Este fallo hizo que un país que ya era inseguro fuera aún más inseguro.
La mayoría de los jueces sugirió que el Congreso podría aprobar una ley que prohibiera los bump stocks. La probabilidad de que esto ocurra no es muy grande. Lamentablemente, es poco probable que la mayoría de los republicanos del Congreso voten a favor de la prohibición, ya que la mayoría están más preocupados por el apoyo que reciben de la NRA y los fabricantes de armas que por la seguridad de sus electores.
La cultura de las armas en este país es un cáncer para nuestra sociedad. A los niños de jardín de infantes se les enseña a evitar a un tirador activo antes de que aprendan a leer. El candidato presidencial republicano se refiere a los derechos de la Segunda Enmienda como sagrados. ¿No deberían ser sagrados los derechos de los niños a asistir a la escuela sin miedo?
