En su rol, Derek González ve inconvenientes en eliminar las reservas. “Algunos clientes prefieren la certeza de tener una mesa reservada, y no ofrecer esta opción podría disuadirlos de visitar el local en horas punta”, afirma.
Los dueños de restaurantes se muestran reacios a hacer algo que pueda hacer que pierdan clientes, por lo que muchos establecimientos pueden dudar en seguir el ejemplo de González. También señala que las reservas permiten a los restaurantes programar grandes fiestas y eventos que no se pueden gestionar de manera eficaz con personas que llegan sin previo aviso.
Sin embargo, González cree que sería mejor para la industria cambiar su forma de operar en materia de reservas. Aboga por un enfoque híbrido en el que las reservas no estén completamente limitadas, sino que sean solo parte del modelo de negocio general, y afirma que “combinar reservas con visitas sin cita previa y usar tecnología para actualizaciones de espera en tiempo real y colas virtuales mejoraría la experiencia del cliente”.
Un sistema flexible como el que describe González parece satisfacer tanto a los clientes como a los restaurantes. Dicho esto, probablemente no debería esperarse Alinea de Chicago adoptar la práctica en el corto plazo.