Restaurar una cultura pro familia y pro niño

Esas palabras no son, sin duda, las que los padres están escuchando hoy en día, pero es exactamente lo que necesitan oír. El futuro de nuestro país depende de ello.

Estados Unidos está al borde de una crisis demográfica. En las últimas décadas, nuestra tasa de natalidad se ha desplomado. En 2023, la tasa de natalidad en Estados Unidos cayó a 1,62 nacimientos por mujermuy por debajo del nivel de reemplazo de 2,1 necesario para mantener una población estable, lo que supone un marcado descenso desde la década de 1950, cuando la tasa de natalidad rondaba los 3,4Si bien es natural que haya algunas fluctuaciones en las tasas de natalidad, la tendencia a la baja no tiene precedentes y es profundamente alarmante para las perspectivas futuras de nuestro país.

Esta tendencia no es sólo una cuestión de números. Es un reflejo de una sociedad cada vez más inmersa en una ideología antifamiliar que considera a los hijos como una carga en lugar de una bendición.

En el mundo actual, los padres y los futuros padres son bombardeados con mensajes que devalúan la idea de criar hijos. Desde las charlas TED hasta los medios tradicionales, el discurso que se está difundiendo es claro: los niños son caros, irresponsables con el medio ambiente y, francamente, una carga. Este sentimiento antinatalista, propagado por voces influyentes como Bill Gates y Bill Nye, se ha arraigado en nuestra cultura.

Las ramificaciones económicas de la caída de la natalidad son graves. El sistema de prestaciones sociales de Estados Unidos depende de una fuerza laboral robusta para financiar la Seguridad Social y la atención médica para los jubilados. A medida que caen las tasas de natalidad, la fuerza laboral se reduce, lo que lleva a que haya menos contribuyentes para sostener estos servicios esenciales. En 1960, había 5,1 adultos en edad laboral por cada jubilado. Hoy, Esa proporción ha bajado a 2,8Este problema se agrava por el hecho de que los jubilados viven más tiempo, lo que aumenta la presión financiera sobre un grupo cada vez más reducido de contribuyentes.

La caída de la natalidad se produce en un momento en que la competencia económica mundial es más feroz que nunca. Las generaciones más jóvenes han sido históricamente los motores de la innovación y el espíritu emprendedor. Una fuerza laboral robusta es esencial para mantener la posición de Estados Unidos como la economía más productiva y próspera del mundo. De hecho, la Oficina de Estadísticas Laborales proyecta que una fuerza laboral en disminución desempeñará un papel en amortiguación Crecimiento económico de Estados Unidos durante la próxima década.

Sin embargo, este problema va mucho más allá de la economía. La decisión de no traer nueva vida al mundo ataca el corazón de nuestro tejido cultural, social y moral. Una sociedad que no valora a los niños corre el riesgo de perder su sentido de propósito, continuidad y responsabilidad.

Los niños son los portadores de nuestros valores, tradiciones y aspiraciones. Sin ellos corremos el riesgo de perder nuestro sentido compartido de identidad y dirección como nación.

Si bien las políticas gubernamentales pueden ayudar a abordar la crisis, ciertamente no pueden resolverla por sí solas. Se trata de un problema que afecta a algo mucho más profundo dentro de nosotros. Como sociedad, necesitamos un cambio profundo en la manera en que vemos a los niños. No son una carga. Son bendiciones.

Esta creencia es el espíritu que sustenta EveryLife, una empresa que fundé junto con otros padres que están comprometidos a celebrar y apoyar cada vida milagrosa. A diferencia de las principales marcas de pañales que venden productos para bebés y al mismo tiempo promueven el aborto y las ideologías antifamiliares, EveryLife se mantiene firme en la creencia de que cada niño es un regalo de Dios que hay que valorar.

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Por eso me apasiona tanto este tema. Nuestro marco cultural debe cambiar. Debemos rechazar las ideologías antifamilia, antivida y antihumanas que se han apoderado de nuestras instituciones. Como nación, debemos prestar atención a las palabras de líderes de opinión como Elon Musk, que nos recuerdan que “tener hijos es salvar al mundo”.

Los niños nos enseñan sobre el amor, la esperanza y la ilusión por el futuro. Son la base de una sociedad próspera y debemos valorarlos si queremos superar los desafíos demográficos que enfrentamos.

Sarah Gabel Seifert es cofundadora y presidenta de EveryLife.

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