El Ópera israelí está terminando su temporada actual con una nueva y controvertida producción de Rigoletto de Verdique se estrenó en Tel Aviv el 7 de julio.
Previamente, el respetado director español de la producción, Miguel del Arco, había expresado sus dudas sobre acompañar su set a Israel.
“Todavía no lo he decidido. Estamos pensando si debemos ir a un país que es responsable de un genocidio horrible contra el pueblo palestino”, dijo a los medios españoles. Pues bien, del Arco no asistió al estreno de la ópera y la dirección quedó en manos de Regina Alexandrovskaya.
Se supone que la producción de Del Arco es un manifiesto contra los derechos masculinos de los hombres privilegiados y su manipulación de las mujeres. Por eso, todos los hombres llevan esmóquines de piel lujosos y privilegiados, a menudo con máscaras de conejo para disimular sus actos.
No se trata de una obra de época, sino de una producción contemporánea. En el proscenio cuelgan lujosas cortinas rojas y candelabros modernos, pero, aparte de eso, el escenario suele estar bastante vacío. La casa de Gilda se presenta como un jardín; la decoración está formada por formas sobrenaturales, como globos, cubiertos de tela negra, diseñados para infundir en el público la idea de que las cosas no son lo que son, la falacia subyacente de la narrativa amorosa.
El casting
En general, el reparto es impresionante: Hila Fahima Es una actriz y cantante talentosa, aunque al principio parece que intenta alcanzar la nota o el tono adecuados, a costa del canto legato del bel canto. En el segundo acto y más adelante, su interpretación es notable, con un bel canto fluido y natural.
Ionut Pascu, en el papel de Rigoletto, es un cantante maravilloso y un actor de un talento excepcional capaz de transmitir el carácter del personaje. Incluso sin la espalda encorvada, con traje y abrigo negro largo, sigue siendo un desgraciado, cojeando y cantando sus partes a todo volumen para el público.
Oreste Cosimo, en el papel del duque, es un buen cantante, pero le falta presencia escénica y fuerza vocal. Petros Magoulas, en el papel de Sparafucule, el asesino, y Shay Bloch, en el papel de su hija Maddalena, ofrecen una actuación impresionante con una presencia escénica dramática, aunque su canto no sea tan alto y claro como debería.
Es una producción que invita a la reflexión, y el vestuario, la actuación y el canto de la música inspiradora de Verdi se combinan para crear una experiencia memorable.