Sal con alguien que convierte lo mundano en mágico

Cuando pensamos en lo que asociamos con el amor, tendemos a pensar en ello en un sentido macro. Los momentos grandes y espectaculares los consideramos hitos, las señales de que la relación va a durar y de que es real.

Nos imaginamos la adrenalina que supone entrar al bar para la primera cita. El nerviosismo espectacular cuando nos inclinamos para dar el primer beso. El momento en que nos dimos cuenta de que eran con quienes queríamos pasar nuestra vida. La alegría que lo abarca todo al darnos cuenta de que nos estamos enamorando de alguien que se está enamorando con la misma fuerza de nosotros.

Soñamos con el compromiso, la boda y la luna de miel. Pero cuando se trata de amor, realmente no pensamos en lo que sucederá cuando termine la luna de miel. Olvidamos que eventualmente tenemos que volver a la oficina para atender los molestos plazos, la bandeja de entrada sin fondo, las largas reuniones. Nos olvidamos de que hay que lavar los platos, doblar la ropa y llenar la nevera. Enjuague y repita.

Pero sobre todo olvidamos que es en estos pequeños momentos que se esconde el verdadero romance. Generalmente no asociamos estas cosas con el amor porque no lo sentimos relacionado. Se supone que el amor son fuegos artificiales y mariposas, no preparación de impuestos y recargar el lavavajillas después de la cena. Pero si no vemos la oportunidad de que el amor se cuele en estos casos aparentemente ordinarios, la perdemos.

Aquí está la cuestión: la vida puede ser en realidad jodidamente aburrido! Y creemos que podemos compensar ese tedio puntuándolo con espectaculares noches de sábado, con citas extravagantes, con vacaciones románticas. Creemos que esto es lo que mantendrá nuestras relaciones prósperas, pero simplemente no es cierto.

Es la forma en que superamos juntos las tonterías cotidianas lo que determinará cuán amorosa y exitosa será una relación.

Enamórate de alguien que haga que ir de compras sea divertido. Enamórate de alguien que te dé el cable auxiliar de camino a tu próximo recado para que podáis cantar juntos viejos temas de la década de 2000. Enamórate de alguien que encuentre maneras de convertir las tareas del hogar en un juego, que se ofrezca a lavar los platos desde que tú cocinaste.

Enamórate de alguien que convierte lo mundano en magia. El siempre existe dentro de las pequeñas cosas. Esos son los momentos que más recordarás. Estos son los recuerdos que querrás aprovechar. Espero que lo hagas.



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