5 políticas socialistas que destruyeron la economía boliviana

La gente no suele pensar en Bolivia, un pequeño país en el corazón de Sudamérica. Pero cada vez que se lo menciona, además de montañas y llamas, la gente piensa en el socialismo y en Evo Morales. Algunos incluso llegan a llamarlo un “milagro socialista” debido a su estabilidad económica y monetaria en la década de 2010. Sin embargo, esta percepción está lejos de la realidad.

El actual partido político de Bolivia, Movimiento al Socialismo, lleva más de 17 años en el poder, con excepción del gobierno temporal de Jeanine Áñez, que duró solo un año, de noviembre de 2019 a noviembre de 2020. El hecho de haber operado durante casi dos décadas bajo un régimen socialista ha afectado a la economía boliviana, y los síntomas apenas están empezando a aparecer. Para dar una idea de los problemas, a continuación se presentan cinco políticas socialistas que han destruido la economía boliviana:

1) Nacionalización de los recursos naturales

Bolivia estaba a punto de experimentar uno de los mayores “auges económicos” y oportunidades de inversión en la industria de los hidrocarburos (gas natural), que fue construida por entidades privadas en la década de 1990 y principios de la década de 2000. Sin embargo, la constitución de 2009 del Movimiento al Socialismo, específicamente el artículo 311, nacionalizó esta industria y casi todos los demás recursos naturales, desde el agua y los minerales hasta la electricidad. Cuando los precios del gas natural alcanzaron su pico internacional en 2012, los ingresos, que se habían convertido en parte de la industria pública, se desperdiciaron en proyectos públicos vanos, subsidios, salarios y un gasto público excesivo en general (o “despilfarro público”, como se dice con más precisión).

2) Propiedad privada condicional

En los años 1980 y 1990 se hicieron esfuerzos para fortalecer los derechos de propiedad privada en Bolivia. Sin embargo, la Constitución de Bolivia de 2009 reescribió las reglas sobre propiedad privada, declarando en el Artículo 56: “Toda persona tiene derecho a la propiedad privada, individual o colectiva, siempre que cumpla una función social”. Si bien el Estado no expropia deliberadamente la propiedad de los ciudadanos, el Artículo 56 agrega un nivel de ambigüedad a la hora de proteger este derecho fundamental. No es extraño que los lugareños invadan y expropien tu propiedad en el campo, que no puedas desalojar a un inquilino que no ha pagado el alquiler durante meses o incluso años, o que de repente te encuentres con gente construyendo una casa en tu propiedad (incluso dentro de la ciudad). La falta de derechos de propiedad ahuyenta a los inversores y obstaculiza enormemente las empresas bolivianas.

3) De 3 Ministerios a 17 Ministerios y 22 Viceministerios

Antes de que el Movimiento al Socialismo llegara al poder, el poder ejecutivo de Bolivia estaba dirigido por el Presidente, el Vicepresidente y los “tres grandes” Ministerios. Esto cambió drásticamente después de su victoria en las elecciones de diciembre de 2005. Desde que asumió el poder en enero de 2006, el partido ha creado gradualmente más ministerios y cargos públicos, cada uno más innecesario que el anterior. La creación de nuevos cargos públicos sirve como excusa para crear más “parásitos estatales”, como dijo Bastiat, desviando a los individuos sanos de la creación de valor en la sociedad. He aquí algunos ejemplos de estos ministerios para ilustrar su absurdo:

  • Ministerio de Medio Ambiente y Agua
  • Ministerio de Culturas, Descolonización y Despatriarcalización
  • Ministerio de Desarrollo Productivo y Economía Plural
  • Viceministerio de la Hoja de Coca y Desarrollo Integral
  • Viceministerio de Lucha Contra el Contrabando

Aprendemos dos cosas de estos ministerios: que no agregan valor a la sociedad y que los socialistas son muy creativos al nombrar los cargos.

4) Más de 60 empresas estatales

El modelo económico del gobierno se llama Modelo Económico Social Comunitario Productivo (“Modelo Social Económico Productivo Comunitario”—de nuevo con nombres creativos). Este “modelo” es ambiguo, tiene un carácter social y esencialmente pone al Estado en el centro del progreso económico y el desarrollo, declarándolo su deber. Por esta razón, el gobierno ha creado más de 60 empresas, todas ellas propensas al déficit y arbitrarias para la economía. Por ejemplo, Quipus, la empresa estatal de electrónica destinada a “promover el uso de la tecnología en Bolivia y las escuelas públicas”, sufrió pérdidas de alrededor de 5,5 millones de dólares en el lapso de cinco años desde su creación (y todavía está operando). Estas empresas se mantienen a flote gracias a la codicia y la arrogancia, tal como sucedió con las de Hayek. La fatal idea sugiere.

5) Impuestos elevados y un sistema tributario burocrático

Bolivia tiene uno de los peores sistemas tributarios del mundo, ocupando el puesto 186 entre 190 países según el Banco Mundial. Haciendo negocios informe. Esto se debe a una combinación de burocracia y una “presión fiscal” excesivamente alta sobre sus ciudadanos. Haciendo negociosLos bolivianos dedican 1.025 horas al año a pagar sus impuestos correctamente (¡más de 42 días!) y corren el riesgo de pagar una tasa del 83,7 por ciento de sus ganancias si no los declaran correctamente. Un estudio del analista económico Diego Sánchez de la Cruz etiquetó a Bolivia como el “infierno fiscal” de América Latina, clasificándolo como el peor en presión y esfuerzo tributario. Sánchez de la Cruz realizó su estudio comparando el PIB y las tasas impositivas, explicando: “No es lo mismo recaudar el 30 por ciento del PIB en un país rico que en un país pobre”. La situación fiscal en Bolivia ha llevado al 80 por ciento de la economía a ser informal, o no estar registrada oficialmente en la economía.

Los frutos del socialismo

Bolivia está lejos de ser un “socialista El país ha sido llamado “milagro”, ya que ha pasado por una serie de políticas socialistas que han obstaculizado fuertemente su economía, impidiendo el crecimiento y el desarrollo. Puede que no hayamos visto este daño en las décadas de 2000 y 2010, pero ahora que las reservas de gas natural se han agotado, seremos testigos de las consecuencias del socialismo más temprano que tarde. Los efectos económicos generalmente se ven a largo plazo, y Bolivia no es una excepción. El Movimiento al Socialismo cosechó los beneficios de la pro-mercado reformas económicas de los años 1980 y 1990, pero ahora Bolivia está empezando a cosechar los frutos de casi dos décadas de socialismo: crisis, miseria y decadencia.

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