China se enfrenta a una desaceleración económica inminente


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Recientemente, la gran reunión económica de Xi Jinping atrajo la atención. De hecho, los líderes chinos parecen estar preparándose para una desaceleración del crecimiento, al tiempo que reafirman su compromiso con el “desarrollo de alta calidad”. Pero, ¿qué significa realmente esta declaración y qué impactos podemos anticipar para la economía global? Profundicemos en los detalles de esta reunión y exploremos las posibles ramificaciones de esta estrategia para el futuro económico de China.

Un cambio estratégico hacia un desarrollo de alta calidad

El presidente Xi Jinping ha dejado claro que, a partir de ahora, el desarrollo de alta calidad será la fuerza motriz de la segunda economía más grande del mundo. Detrás de este lema se esconde el deseo de reorientar la economía china hacia industrias manufactureras avanzadas. Esta transición, lejos de ser trivial, sugiere una mayor tolerancia a un crecimiento más lento pero más sostenible.

El objetivo es progresar en la cadena de valor a través de la innovación tecnológica, haciendo que China sea menos vulnerable a las restricciones comerciales impuestas por Estados Unidos.

Esta opción estratégica pretende desarrollar sectores como las tecnologías verdes, en particular los coches eléctricos y los paneles solares, reduciendo al mismo tiempo la dependencia de industrias más antiguas y contaminantes.

Sin embargo, esta reorientación podría exacerbar las tensiones comerciales con los socios occidentales. El aumento de las exportaciones chinas ya ha dado lugar a la imposición de nuevos aranceles por parte de Estados Unidos y la Unión Europea. Esta estrategia podría resultar, por tanto, un arma de doble filo, ya que fortalecería la posición industrial de China y, al mismo tiempo, intensificaría los conflictos comerciales.

Crecimiento moderado pero resiliente

Becky Liu, directora de estrategia macroeconómica china en Standard Chartered, señala que la tolerancia a un crecimiento ligeramente más lento está incorporada en este enfoque.

El listón para el estímulo económico a corto plazo sigue siendo alto, lo que significa que China apuesta a la resiliencia a largo plazo en lugar de a ganancias rápidas.

Datos económicos recientes muestra una economía china en constante cambio, con señales de desaceleración que presionan a Pekín para que estimule aún más el consumo interno.

Los datos del segundo trimestre decepcionaron: las ventas minoristas en junio aumentaron al ritmo más lento desde 2022. Esta desaceleración del gasto de los consumidores contrasta con el crecimiento de las exportaciones, lo que pone de relieve un desequilibrio que las autoridades están tratando de corregir.

Para reequilibrar la economía, China está recurriendo a los sectores emergentes y verdes, al tiempo que busca impulsar la demanda interna. La política económica actual pone énfasis en la expansión activa de la demanda interna, aunque esta prioridad parece más bien de corto plazo.

A pesar de estos desafíos, las autoridades chinas siguen decididas a alcanzar sus objetivos de crecimiento económico anual, fijados en torno al 5%. Esta persistencia indica una voluntad de estabilizar la economía mientras se sortean las turbulencias actuales.

El papel del Partido Comunista en esta transición

El Partido Comunista Chino desempeña un papel crucial en la implementación de estas estrategias económicas. La reciente reunión económica destacó las directrices del partido, que siguen siendo esenciales para comprender la dirección futura de la economía china.

Las vagas declaraciones de la reunión deben ir seguidas de medidas concretas, que suelen elaborarse durante las reuniones posteriores del Politburó. Estas reuniones son fundamentales para convertir los grandes discursos en políticas prácticas y mensurables.

El control centralizado y la planificación económica rigurosa siguen siendo el núcleo de la estrategia china. Este modelo permite una rápida adaptación a los cambios económicos globales, aunque también implica una gestión rígida que puede limitar la flexibilidad a corto plazo.

El partido hace hincapié en una visión a largo plazo, con el objetivo de crear una economía robusta capaz de resistir los impactos externos. Este enfoque contrasta con los ciclos económicos rápidos y a menudo volátiles de las economías occidentales.

China, bajo el liderazgo de Xi Jinping, se está preparando para un futuro económico marcado por un crecimiento más lento pero de mayor calidad. Esta estrategia de desarrollo de alta calidad, aunque ambiciosa, tendrá que sortear los desafíos de las tensiones comerciales y las necesidades de reequilibrio interno. La capacidad del Partido Comunista para implementar estas políticas será crucial para el futuro económico del país. Arabia Saudita amenaza con deshacerse de la deuda francesa.

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