Casi seis de cada 10 trabajadores estadounidenses están empleados en una micro, pequeña o mediana empresa (MIPYME), una empresa con hasta 499 empleados. Por el bien de las economías locales, sus empleados y el tejido social de nuestras comunidades, recuperar a las pequeñas empresas después de un desastre como el huracán Helene o el huracán Milton debería ser una alta prioridad, y las grandes empresas tienen un papel fundamental que desempeñar. Pueden comenzar con lo que mejor conocen –los negocios– y tomar medidas para ayudar a sus contrapartes más pequeñas a recuperarse, como extender los términos de pago o ser flexibles en las disposiciones contractuales. También pueden mirar fuera de su propio organigrama corporativo para brindar apoyo experto, instalaciones, acceso a banda ancha u otras acciones para restaurar la moral y la normalidad en las comunidades afectadas. Finalmente, pueden compartir sus manuales de preparación para desastres, para ayudar a todos a prepararse para la próxima vez, porque desastres como los huracanes Helene y Milton no van a desaparecer.