Cómo los cumpleaños importantes pueden descarrilar el enfoque del CEO y perjudicar el desempeño de la empresa

En el mundo empresarial de alto riesgo, se espera que los directores ejecutivos mantengan la vista puesta en el premio, independientemente de sus hitos personales. Sin embargo, una nueva investigación revela que los períodos previos a los cumpleaños importantes (esas “edades que terminan en 9”, como 39, 49 y 59 años) pueden afectar significativamente la forma en que los directores ejecutivos administran sus empresas. A medida que se acercan a estas edades, los directores ejecutivos a menudo se involucran en una profunda autorreflexión, que puede afectar el desempeño de sus empresas de maneras sorprendentes. He aquí cómo estas “crisis de gran cumpleaños” influyen en las decisiones estratégicas y qué pueden hacer los directores ejecutivos para afrontar este período de manera eficaz.

Así como el comienzo de un nuevo año incita a las personas a establecer resoluciones y correr al gimnasio, acercarse a una nueva década de edad puede provocar una profunda introspección personal. Las investigaciones en psicología muestran que las personas de 9 años tienen más probabilidades de reevaluar la dirección y el propósito de su vida. Por ejemplo, en estas edades se observan tasas más altas de ciertos cambios de comportamiento, como asumir desafíos físicos como correr un maratón o, lo que es más preocupante, exhibir mayores tasas de suicidio y relaciones extramaritales. Esto sugiere una búsqueda de significado mientras la gente lucha con la idea de cerrar un capítulo y comenzar otro.

Los directores ejecutivos pierden el foco, con consecuencias

Si bien esa introspección y cambios de comportamiento son evidentes en la población general, persiste una pregunta crítica: ¿este fenómeno se extiende a personas con carreras distinguidas, como los directores ejecutivos, cuyos rasgos y responsabilidades únicos podrían diferenciarlos? Y si es así, ¿estas tendencias reflexivas se manifiestan en resultados corporativos tangibles?

Recientemente retomé estas preguntas en un trabajo de investigaciónexamina cómo las edades finales de 9 impactan el comportamiento de los directores ejecutivos y los resultados corporativos y revela que incluso los líderes corporativos no son inmunes a estas reflexiones inducidas por hitos.

Los datos recopilados de una gran muestra de directores ejecutivos de empresas públicas estadounidenses, seguidos durante décadas, indican que los directores ejecutivos pueden, de hecho, distraerse con preocupaciones y reflexiones personales. Esta distracción se corresponde con caídas mensurables en métricas clave de desempeño, como el rendimiento de los activos y el valor de mercado. La investigación también indica que estos directores ejecutivos tienden a invertir menos en iniciativas críticas a largo plazo como I+D y gastos de capital. En campos impulsados ​​por la innovación y las estrategias con visión de futuro, este retroceso de las inversiones puede ser particularmente perjudicial.

Cómo deberían prepararse los directores ejecutivos

Si bien la investigación explora principalmente los impactos de las edades terminadas en 9 en el comportamiento de los directores ejecutivos y los resultados corporativos, también suscita consideraciones prácticas. Las siguientes estrategias pueden ayudar a los directores ejecutivos a navegar productivamente estos períodos importantes:

  • Reconocer la crisis sin evitarla: Los directores ejecutivos que reconocen las tendencias introspectivas ligadas a las edades que terminan en 9 pueden utilizar esta conciencia para obtener claridad sobre sus prioridades personales y profesionales. Relacionarse con asesores o mentores ejecutivos puede ayudar a los directores ejecutivos a equilibrar esta autorreflexión con sus responsabilidades corporativas, garantizando que no pierdan de vista el panorama más amplio.
  • Centrándose en la continuidad de la estrategia: Un enfoque proactivo implica establecer objetivos estratégicos sólidos mucho antes de estos hitos. Al establecer planes claros y plurianuales, los directores ejecutivos pueden anclarse en objetivos a largo plazo que trascienden sus preocupaciones inmediatas. Crear un marco resiliente para la toma de decisiones puede ayudar a mantener la concentración durante períodos en los que, de otro modo, su atención podría desviarse.
  • Aprovechar la oportunidad de crecimiento personal: La misma introspección que puede conducir a la desconexión corporativa también presenta una oportunidad de renovación. Los directores ejecutivos pueden utilizar estos períodos para reevaluar su estilo de liderazgo, valores personales y objetivos profesionales. Un cambio significativo de perspectiva podría generar cambios positivos, como fomentar una conexión más profunda con sus equipos o priorizar iniciativas impulsadas por un propósito que se alineen tanto con sus valores como con la misión de la empresa.

Implicaciones para las juntas

Si bien la crisis de las nueve edades afecta personalmente a los directores ejecutivos, también presenta un desafío para las juntas directivas. Sabiendo que un director ejecutivo puede enfrentar este período de introspección, las juntas directivas pueden planificar cualquier cambio potencial en el enfoque del liderazgo. Aquí hay algunas acciones que las juntas podrían considerar:

  • Supervisión y seguimiento mejorados: Los controles periódicos y las revisiones de desempeño pueden ayudar a identificar los primeros signos de desconexión. Las juntas directivas podrían implementar medidas de supervisión temporales durante el último año de edad del CEO para garantizar que las iniciativas estratégicas sigan su curso.
  • Sistemas y recursos de soporte: Brindar a los directores ejecutivos acceso a asesoramiento, capacitación y otros recursos puede ayudarlos a procesar estas fases introspectivas de manera constructiva. Alentar a los directores ejecutivos a reconocer estos hitos personales puede fomentar un entorno de confianza y apoyo que, en última instancia, puede beneficiar a la empresa.
  • Apoyo al liderazgo colectivo: Durante estas fases, otros líderes dentro de la junta directiva y del equipo de alta dirección pueden desempeñar un papel crucial en el apoyo al director ejecutivo. Al dar un paso al frente para compartir responsabilidades, pueden ayudar a mantener la estabilidad y la continuidad en la dirección estratégica. Este enfoque colaborativo no sólo garantiza la resiliencia sino que también fortalece la dinámica de liderazgo de la organización en su conjunto.

Los directores ejecutivos no son inmunes a los efectos introspectivos de acercarse a la edad de 9 años, pero las implicaciones para ellos se extienden más allá de las reflexiones personales e influyen en los resultados corporativos. Al reconocer y planificar estos períodos de reflexión, tanto los directores ejecutivos como las juntas directivas pueden garantizar que los hitos personales no descarrilen la estrategia corporativa.

En última instancia, los hallazgos subrayan la importancia de integrar el crecimiento personal con la responsabilidad profesional, y muestran que incluso los líderes más influyentes enfrentan puntos de inflexión en la vida. Adoptar estas fases puede ofrecer a los directores ejecutivos la oportunidad de reafirmar su compromiso con su visión, alineando sus nuevos conocimientos con los objetivos de la empresa.

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