El proyecto del puente terrestre, un posible reemplazo del canal Kra que une el Mar de Andamán con el Golfo de Tailandia, recibió un nuevo redoble de entusiasmo ya que se espera que impulse la economía del sur de Tailandia.
Una vía de circunvalación marítima sería atractiva para China, que ahora envía sus barcos a través del lejano y estratégicamente importante estrecho de Malaca. El estrecho es también la principal arteria de transporte para una gran parte de las importaciones chinas de petróleo crudo de Oriente Medio y materias primas de África. Actualmente, unos 94.000 barcos pasan por el estrecho cada año o utilizan sus más de 40 puertos.
El gobierno tailandés ha buscado financiación para el puente de 90 kilómetros (56 millas), cuyo coste se estima en al menos 28.600 millones de dólares.
Pekín aún no ha expresado una postura oficial.
Sin embargo, el Bangkok Post informó en octubre pasado que la empresa contratista estatal China Harbour Engineering Co. estaba considerando la posibilidad de realizar una contribución, citando al gobierno tailandés. El promotor inmobiliario de Hong Kong New World Development también ha mostrado interés, añadió.
Los analistas dijeron que los funcionarios tailandeses deberían prepararse para las negociaciones con potenciales financiadores chinos.
“Ambas partes obtendrían ventajas de esta inversión, pero el proyecto es grande y requiere tiempo”, dijo Peng Peng, presidente ejecutivo de la Sociedad de Reforma de Guangdong.
“Los pros y los contras son tan numerosos que es difícil decidir qué hacer a la vez”.
Los funcionarios chinos ya han comenzado a buscar otras alternativas al estrecho de Malaca, como gasoductos desde Asia Central, el Corredor Económico China-Pakistán y un gasoducto que una los puertos de Myanmar en el mar de Andamán con la provincia de Yunnan, en el suroeste de China.
Los expertos extranjeros creen que China querría un acuerdo inteligente, aunque las partes interesadas, desde Bangkok hasta Washington, podrían cuestionarlo.
“El nuevo primer ministro deberá tener cuidado con la decisión de seguir adelante con un proyecto de este tipo”, dijo Ruth Banomyong, profesora de la escuela de negocios de la Universidad Thammasat de Bangkok, quien mencionó la creciente preocupación por la influencia china entre los ciudadanos tailandeses.
Los medios de comunicación tailandeses han informado de que los funcionarios del país del sudeste asiático consideraron que el precio de China para el ferrocarril China-Tailandia, que se extenderá 873 kilómetros desde Bangkok hasta la ciudad de Kunming, en el suroeste de China, es demasiado alto.
“Si Tailandia quiere conservar su autonomía en el control del canal (o puente terrestre), no permitirá que un solo país extranjero financie más del 50 por ciento del proyecto”, dijo Alexander Vuving, profesor del Centro de Estudios de Seguridad de Asia y el Pacífico Daniel K. Inouye en Hawai.
“Esto es difícil y requiere una gran dosis de voluntad política por parte del nuevo gobierno”.