El debilitado impulso económico de China no logró cobrar impulso debido a que la débil confianza pesa sobre el consumo y la inversión, poniendo en riesgo el objetivo de crecimiento anual del gobierno.
La inversión en activos fijos se desaceleró inesperadamente al 3,6% en los primeros siete meses del año, mientras que el consumo se mantuvo débil a pesar de un repunte estacional el mes pasado. El gasto de capital de las empresas estatales se desaceleró al 6,3% en los primeros siete meses desde el 6,8% en el primer semestre, mientras que el de las empresas privadas se estancó respecto del año anterior.