La economía circular, una estrategia fundamental para lograr un futuro más sostenible y con menores emisiones mediante la reutilización de materiales y la minimización de los residuos, ha tenido un impacto decepcionantemente escaso en la industria mundial del plástico en la última década, mientras esta luchaba por navegar por las cadenas de valor y las prácticas comerciales tradicionales, según un nuevo informe de Wood Mackenzie.
El informe Horizons de julio: De los residuos a la riqueza: cómo desbloquear cadenas de valor circulares Afirma que, a pesar de la creciente oleada de compromisos corporativos y objetivos regulatorios, el progreso del modelo de economía circular ha sido extremadamente lento. Si bien se pueden obtener ganancias en las cadenas de valor circulares, el problema fundamental sigue siendo garantizar que estas se distribuyan de manera justa entre cadenas de valor complejas y fragmentadas.
“El modelo de economía circular no ha tenido el impacto que muchos observadores de la industria del plástico predijeron cuando se planteó por primera vez, pero hay algunas iniciativas interesantes en marcha que podrían cambiar eso”, dijo Guy Bailey, vicepresidente de investigación de aceites y productos químicos en Wood Mackenzie. “La negociación y la introducción exitosas del Tratado de las Naciones Unidas sobre el Plástico (un acuerdo jurídicamente vinculante que pondría fin a la contaminación plástica) es un punto de partida necesario, pero la adopción de nuevos modelos comerciales para impulsar la coordinación en toda la cadena de valor es la clave para un cambio real”.
El informe señala que, en la actualidad, las empresas petroquímicas, tecnológicas y de gestión de residuos operan con diferentes supuestos sobre cómo debe ser una asignación “justa” de valor. Sin una ruta hacia la rentabilidad para todos los participantes de la cadena de valor, el resultado es una adopción tecnológica y una inversión en la infraestructura de residuos necesaria más lentas de lo previsto. El informe añade que, dada la gran complejidad añadida de las cadenas de valor de la economía circular, las empresas productoras de materias primas (como el sector petroquímico) deben estar a la altura y ayudar a impulsar la coordinación y la colaboración necesarias mediante la adopción de nuevas relaciones comerciales.
Estos marcos incluyen asociaciones que son adecuadas para proyectos menos complejos y ofrecen a las empresas la oportunidad de mantener la autonomía; empresas conjuntas que son más adecuadas para proyectos estratégicos que requieren conocimiento especializado del mercado; e integración vertical que implica adquirir proveedores y distribuidores para mantener el control total de un proyecto.
El informe concluye formulando una serie de recomendaciones para garantizar que el modelo de economía circular supere sus problemas iniciales y esté a la altura de la expectativa que se ha generado en torno a él como un auténtico sistema económico que realmente funciona.
Las recomendaciones incluyen cambiar el pensamiento estratégico para incluir cómo lograr la transformación de la cadena de valor necesaria para el éxito; alentar a los inversores a reconocer que los beneficios a largo plazo del estatus de pionero en la circularidad superan la dilución de las ganancias a corto plazo, y construir relaciones más sólidas con las marcas para garantizar que se creen las complejas cadenas de valor requeridas.
“El camino hacia la circularidad total no ha tenido un comienzo ideal”, concluye Bailey. “Pero con una regulación clara y consistente y una colaboración creativa, el modelo de economía circular aún puede ofrecer una solución eficaz para reducir los desechos y las emisiones de carbono”.
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