“Es difícil ver que el Reino Unido mantenga este tipo de cifras en la segunda mitad del año, aunque el impulso continuo de los ingresos disponibles debería generar una tasa de crecimiento respetable, aunque más modesta, del 0,3 por ciento en el tercer trimestre”, dijo el analista de ING James Smith en una nota a los clientes.
“El desafío para el gobierno es sacar con firmeza el crecimiento del Reino Unido del estancamiento”, escribió Anna Leach, economista jefe del Instituto de Directores. “No hay soluciones fáciles: necesitaremos que el gobierno cumpla con sus compromisos electorales de establecer y mantener planes de inversión en infraestructura a largo plazo”.
Leach criticó la reciente decisión de Reeves de cancelar las inversiones del sector público en transporte e inteligencia artificial, y la instó a “revisar” las reglas de deuda fiscal autoimpuestas para permitir más inversiones financiadas por el gobierno.
Paul Donovan, economista jefe de UBS Global Wealth Management, dijo en una nota matutina que el desempeño del PIB fue “una cifra razonable”, y agregó que podría haber sido incluso más fuerte si el clima miserable en abril y mayo no hubiera afectado el gasto del consumidor.
En términos más generales, señaló Donovan, las cifras pueden reflejar que el Reino Unido se ha adaptado más rápidamente al cambio estructural en la economía. Tendencias como el gasto en línea y el trabajo remoto están más avanzadas que en gran parte de Europa.
Estos cambios, que complican la tarea de compilar estadísticas económicas, han contribuido a que la economía del Reino Unido parezca tener un desempeño inferior al esperado en los últimos años. Donovan sostuvo que el país puede estar “mejor de lo que tiende a indicarse inicialmente en el PBI”.
