Después del gran impacto del Covid-19, las formas más obvias de problemas en la cadena de suministro comenzaron a desvanecerse. Pero la relativa paz y tranquilidad que perciben los ejecutivos es en realidad siniestra. Bajo la superficie, el riesgo de la cadena de suministro se ha vuelto grave, sistémico y estratégico. Abordar el riesgo no puede dejarse únicamente en manos de los equipos de adquisiciones y operaciones, por muy inteligentes y hábiles que sean. Las juntas directivas y los directores ejecutivos deben volver a poner las cadenas de suministro en lo más alto de sus agendas. Un equipo de liderazgo que brinde flexibilidad financiera, operativa y organizacional y comprenda que las cadenas de suministro actuales requieren nuevas ideas (no solo retoques) puede reducir las probabilidades de que tengan que responder a la crisis en esta era de disrupción.
