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Los líderes de China prometieron el jueves “resolver los riesgos” que afectan a la economía, según informaron los medios estatales, pero aún no ofrecieron medidas concretas para sacar al país de sus problemas financieros.
La segunda economía más grande del mundo está lidiando con una crisis de deuda inmobiliaria, un debilitamiento del consumo y un envejecimiento de la población.
Todas las miradas estaban centradas en cómo la conferencia del Partido Comunista de esta semana en Beijing, a la que asistió el presidente Xi Jinping, podría abordar el creciente malestar económico del país.
Pero al finalizar la reunión el jueves se anunciaron pocas políticas nuevas; la agencia de noticias estatal Xinhua dijo que en su lugar habían “adoptado una resolución para profundizar aún más la reforma”.
También acordaron “expandir activamente la demanda interna”, informaron los medios estatales, después de que los datos de esta semana mostraran que las ventas minoristas, un indicador clave del consumo, aumentaron sólo un dos por ciento en junio.
Acordaron además “prevenir y resolver riesgos en áreas clave como el sector inmobiliario y la deuda de los gobiernos locales”, indicó Xinhua.
Los altos funcionarios prometieron “dar más pleno juego al papel de los mecanismos del mercado y crear un entorno de mercado más justo y dinámico”.
Pero también dijeron que permitirían “compensar los fallos del mercado” y “facilitar la circulación de la economía nacional”.
China registró el lunes un crecimiento menor al esperado, y las estadísticas oficiales mostraron que la economía creció sólo un 4,7 por ciento en el segundo trimestre del año.
Representó la tasa de expansión más lenta desde principios de 2023, cuando China estaba saliendo de una política paralizante de cero Covid que estrangulaba el crecimiento.
Los analistas encuestados por Bloomberg esperaban un 5,1 por ciento.
Pekín ha dicho que aspira a un crecimiento del cinco por ciento este año, algo envidiable para muchos países occidentales pero muy lejos de la expansión de dos dígitos que durante años impulsó la economía china.
Pero la incertidumbre económica también está alimentando un círculo vicioso que ha mantenido el consumo obstinadamente bajo.
Entre los problemas más urgentes que enfrenta la economía está el asediado sector inmobiliario, que durante mucho tiempo sirvió como motor clave para el crecimiento pero que ahora está sumido en deudas y varias empresas importantes enfrentan la liquidación.
Ante estos vientos en contra, la reunión de esta semana resolvió “fortalecer la orientación de la opinión pública y prevenir y resolver eficazmente los riesgos ideológicos”, según los medios estatales.
Los funcionarios también eliminaron formalmente al ex ministro de Relaciones Exteriores Qin Gang del más alto órgano de toma de decisiones del gobernante Partido Comunista y “confirmaron” la decisión del partido de expulsar al ex ministro de Defensa Li Shangfu.
Ambos funcionarios desaparecieron de la vista del público el año pasado después de sólo unos meses en el cargo.
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