El equipo familiar mezcla las bacterias con un gel natural a base de algas y lo esparce sobre los cuadros.
Mientras la microbióloga española Pilar Bosch buscaba un tema para investigar para su doctorado en 2008, se topó con un artículo que sugería que las bacterias, su campo, podrían usarse en la restauración de arte, el área de especialización de su madre.