Un informe del BIS apunta a una creciente inestabilidad económica y financiera

El informe anual del Banco de Pagos Internacionales (BPI), la organización paraguas de los bancos centrales del mundo, publicado el domingo, presentó una evaluación relativamente optimista del estado de la economía mundial y del sistema financiero, al menos en la superficie.

Banco de Pagos Internacionales (BIZ) en Basilea, Suiza (Foto de Wladyslaw Sojka (licencia de arte libre 1.3))

Dijo que la economía mundial parecía finalmente estar dejando atrás el legado de la pandemia y el shock de precios de la guerra en Ucrania, señalando que los “peores temores no se materializaron” y que un “aterrizaje suave” parecía estar por delante, lo que fue un “gran resultado”.

Pero el cuerpo del informe estaba repleto de advertencias sobre riesgos tanto en el frente económico como en el financiero.

En condiciones en que los bancos centrales, incluida la Reserva Federal de Estados Unidos, están contemplando recortes de las tasas de interés o ya los han realizado, el BIS dijo que los responsables de las políticas deberían establecer un “listón alto” para la flexibilización, advirtiendo de un aumento de la inflación en el sector de servicios y un aumento de los salarios.

“Una flexibilización prematura podría reavivar las presiones inflacionarias y forzar una costosa reversión de la política, aún más costosa porque se socavaría la credibilidad”.

Agregó que los bancos centrales deben estar alerta ante el riesgo de nuevos aumentos significativos de precios y no dudar en “ajustar nuevamente las políticas si la inflación demuestra ser más persistente e insensible de lo anticipado”.

En un contexto en el que las altas tasas de interés están afectando el nivel de vida de la clase trabajadora y amenazan con desencadenar tendencias recesivas y desempleo, el BIS enfatizó que la dictadura de los bancos centrales sobre la economía debe mantenerse e incluso fortalecerse.

En un lenguaje cauteloso, que siempre se utiliza cuando los banqueros plantean la cuestión de la oposición a sus políticas por parte de la masa de la población, dijo que había una “necesidad de proteger al banco central de las presiones de la economía política”.

“Las garantías de independencia del banco central”, es decir, la capacidad de actuar sin piedad en interés del capital financiero cualesquiera sean las consecuencias sociales, eran “esenciales” y “pueden llegar a ser aún más importantes en los próximos años”.

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