Las asas biomórficas de estas tazas de cerámica añaden un toque de naturaleza y peculiaridad al diseño de estilo de vida.

Jessica Thompson-Lee, ceramista y educadora originaria de Kansas City, Missouri, que ahora vive en Brooklyn, Nueva York, está transformando la manera en que pensamos sobre la cerámica. Su obra es una exploración de la relación dinámica entre forma y función, y cada pieza invita a un viaje tanto táctil como visual. Las creaciones de Thompson-Lee no se quedan simplemente en un estante, sino que invitan a tocarlas, sostenerlas y explorar sus intrincados diseños biomórficos.

Diseñador: Jessica Thompson-Lee

Inspiradas en la belleza orgánica de los arrecifes de coral, las estructuras celulares y las delicadas redes de micelio, sus piezas están llenas de movimiento. Las asas de sus tazas, por ejemplo, no son simples accesorios, sino que se estiran y se extienden como extensiones vivas del recipiente mismo, creando patrones en forma de red que desafían la idea misma de cómo se debe sostener una taza. Cada curva y giro invita a encontrar nuevas y divertidas formas de interactuar con el objeto, transformando el simple acto de sostener una taza en una experiencia sensorial atractiva.

Sin embargo, por más hermosos que sean estos diseños, uno podría preguntarse sobre su ergonomía. ¿Qué tan cómodo es realmente pasar los dedos por esos agujeros de formas diferentes y qué tipo de agarre se puede obtener? Los diseños intrincados pueden ofrecer atractivo visual, pero podrían representar un desafío cuando se trata de un uso práctico. La colocación poco convencional de las asas puede dificultar un agarre seguro, lo que genera inquietudes sobre el equilibrio entre arte y utilidad. La delicada estructura, aunque visualmente llamativa, puede hacer que uno dude en usar la taza para el propósito previsto, temiendo que se rompa. Pero, nunca lo sabrás hasta que realmente tengas una en tus manos, puede sorprenderte con una gran comodidad. De cualquier manera, la pieza definitivamente puede agregar valor a tu espacio con su encanto.

La magia del trabajo de Thompson-Lee no reside únicamente en el producto terminado, sino en el proceso de creación. En su estudio de Brooklyn, comienza cada pieza con lo que ella llama “bocetos con arcilla”, un enfoque tan espontáneo como deliberado. Con una botella exprimible llena de arcilla líquida, deja que sus manos guíen el diseño sobre una placa de yeso, abrazando la naturaleza impredecible del proceso. Este elemento de sorpresa y fluidez infunde a su trabajo una alegre espontaneidad, haciendo que cada pieza sea tan única como el momento en que nació.

Una vez que el recipiente toma forma en el torno, Thompson-Lee pasa a la meticulosa fase de construcción manual. Con un cutter, talla las asas en gruesas losas de arcilla, refinando cuidadosamente la forma hasta que queda perfecta. Después de suavizar los bordes con una esponja húmeda, se fija el asa a la taza, que luego se somete a su primera cocción. Pero el viaje no termina allí. Después de la cocción se añaden capas de patrones intrincados y esmaltes vibrantes, transformando la pieza en una obra de arte vívida y abstracta.

La exploración creativa de Thompson-Lee no se limita a las tazas y los jarrones. Está llevando sus diseños biomórficos a nuevos territorios, con planes para frascos, lámparas e incluso pequeños muebles. Comprometida con la sostenibilidad, también está experimentando con pulpa de papel reciclada como medio. Sus creaciones únicas y táctiles están disponibles en Etsy, donde cada pieza ofrece una aventura que espera ser descubierta.

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