Los investigadores dieron LSD y humanos a perros y sucedió algo mágico

A veces parece como si tu perro simplemente… obtiene El cerebro humano te conecta de una manera que nadie más lo hace. Esto se debe en parte a una función neurológica que sustenta la conexión social, conocida como acoplamiento de actividad intercerebral. En resumen, el fenómeno es como un camino telepático hacia la amistad, donde la actividad cerebral simultánea entre dos individuos los prepara para el compromiso social. Los animales son criaturas sociales, por lo que no es de extrañar que el fenómeno de la actividad neuronal sincronizada entre individuos se haya documentado en humanos, ratones, Murciélagosy monospero nunca entre dos especies distintas. Hasta ahora.

Una nueva investigación confirma lo que los amantes de los perros siempre han sabido: que los humanos y los perros se conectan a nivel neuronal. Si bien este hallazgo no tiene nada de profundo (al menos no a nivel visceral), los investigadores abordaron este concepto con un objetivo mucho más ambicioso.

Para entender cómo la sincronización de la actividad intercerebral puede manifestarse de forma diferente en individuos con trastorno del espectro autista (TEA), y si existe una manera de estimular esta sincronización, los investigadores analizaron la interacción entre perros con marcadores genéticos comunes para el TEA, y luego les dieron LSD y un humano con el que interactuar. Todo en nombre de un progreso científico alucinante.

En un Nuevo artículo publicado hoy En el diario Ciencia avanzadaInvestigadores de China y el Reino Unido son los primeros en demostrar el acoplamiento de la actividad intercerebral entre dos especies. El estudio continúa ilustrando no solo cómo una mutación asociada con el TEA está vinculada a un acoplamiento mucho menor, sino también cómo una dosis de LSD podría ayudar a que dos cerebros se entrelazaran.

El equipo utilizó 10 beagles para realizar experimentos sociales durante cinco días con parejas de perros y humanos desconocidos. Los participantes llevaban gorras de electroencefalograma (EEG) para medir la actividad cerebral durante tres interacciones sociales: cuando el humano y el perro estaban en habitaciones diferentes, en la misma habitación pero sin interactuar y en la misma habitación mientras interactuaban, cada una durante cinco minutos. Los autores descubrieron que la sincronización entre cerebros aumentaba en los lóbulos frontal y parietal del cerebro, que se ocupan de la atención, durante las interacciones sociales más intensas, como acariciarse y mirarse. Esta correlación siguió fortaleciéndose durante los cinco días.

A continuación, los autores repitieron el experimento utilizando 13 perros criados con Vástago 3 mutaciones, que son los factores de riesgo genéticos más comunes para el TEA. Vástago 3 Los mutantes mostraron una pérdida de acoplamiento de la actividad intercerebral durante las interacciones con humanos, lo que indica la ausencia de esta conexión. Sin embargo, 24 horas después de administrar una dosis de LSD (7,5 μg por kg^-1 de peso corporal), los autores observaron una correlación intercerebral mucho mayor en las regiones cerebrales frontal y parietal de los perros, superando a los perros que habían recibido una solución salina.

Hay mucho que analizar. Este estudio, que demuestra algunas novedades, revela de manera crucial cómo el LSD puede promover el acoplamiento de la actividad intercerebral en personas con TEA. El próximo desafío es dilucidar los biomecanismos que explican por qué sucede esto. Hasta entonces, podemos estar seguros de que cuando tu cachorro te lanza una mirada profunda y amorosa, es lo más real que puede haber.

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