No toda la grasa corporal es igual. Ya sabemos que adipocitos blancos y marronesLos adipocitos, o células grasas, se diferencian entre sí en que los adipocitos blancos almacenan y liberan lípidos, mientras que los adipocitos marrones los queman. Pero todavía estamos aprendiendo cómo la formación de grasa corporal difiere de un individuo a otro en función de su dieta y régimen de ejercicio. En general, el tejido graso en adultos obesos contiene células grasas grandes, pocos vasos sanguíneos y una gran cantidad de células inmunitarias inflamatorias. Los expertos han determinado que estas características se entrelazan con complicaciones de salud como la resistencia a la insulina y los problemas cardiometabólicos.
Pero según un nuevo hallazgo, esta formación y comportamiento típicos del tejido adiposo cambian cuando el ejercicio regular forma parte de la combinación. Nuevo estudio por investigadores de la Universidad de Michigan, publicado hoy en la revista Metabolismo de la naturaleza, El estudio demuestra que en las personas obesas o con sobrepeso que hacen ejercicio regularmente, la estructura y la composición del tejido graso son “más saludables”. ¿Por qué? Gracias a que tienen menos colágeno y menos glóbulos blancos inflamatorios, parecería que estas personas de talla grande que hacen ejercicio almacenan grasa de manera más eficiente que aquellas que no hacen ejercicio de manera rutinaria. Este descubrimiento confirma aún más que sudar nos mantiene saludables, incluso antes de perder el exceso de peso corporal.
Los autores compararon muestras de tejido graso de dos grupos de personas. Un grupo estaba formado por 16 adultos con sobrepeso u obesidad que hacían ejercicio al menos 4 veces por semana durante al menos 2 años, mientras que el otro grupo de 16 personas tenía sobrepeso u obesidad pero eran sedentarias. Sus comparaciones se centraron en la estructura y composición de estas muestras de biopsia, teniendo en cuenta diferencias cruciales como el sexo, la masa grasa y el porcentaje de grasa corporal de las personas que proporcionaron las muestras.
El análisis reveló que el tejido graso del grupo que hacía ejercicio parecía más saludable que el del grupo sedentario. Esta grasa más saludable contenía más vasos sanguíneos, menos cantidad de un determinado tipo de colágeno que interfiere en el metabolismo y menos glóbulos blancos inflamatorios llamados macrófagos. Las diferencias abundaban incluso a nivel celular. Los adipocitos del grupo que hacía ejercicio tenían más mitocondrias y más proteínas que almacenaban lípidos, así como un metabolismo mejorado.
Después de comparar los adipocitos, los investigadores también cultivaron tejido adiposo cultivado en laboratorio utilizando las muestras biopsiadas. El tejido cultivado del grupo que hacía ejercicio podía almacenar lípidos de manera más eficiente que el del grupo sedentario.
Teniendo en cuenta esto, parte de los beneficios del ejercicio no se deben únicamente a la disminución de la cantidad de grasa corporal, sino que el ejercicio transforma activamente este tejido en una sustancia más sana y eficiente, lo que a su vez nos hace más sanos.