He aquí otra buena razón por la que necesitas dormir bien todas las noches: un sueño constante podría ser la clave para prevenir la diabetes tipo 2.
El estudio, dirigido por investigadores del Hospital Brigham and Women's de Boston, analizó los patrones de sueño a lo largo de siete noches y luego siguió a los participantes durante más de siete años.
Un patrón de sueño regular es aquel en el que la hora de acostarse y de despertarse se mantiene constante día tras día.
“Nuestro estudio identificó un factor de estilo de vida modificable que puede ayudar a reducir el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2”, dijo Sina Kianersi, investigadora de la División Channing de Medicina de Redes en Brigham.
“Nuestros hallazgos subrayan la importancia de mantener patrones de sueño consistentes como estrategia para reducir la diabetes tipo 2”.
La diabetes tipo 2 afecta a cerca de 500 millones de personas en todo el mundo y es una de las 10 principales causas de muerte y discapacidad. Se estima que el número de personas con diabetes tipo 2 se duplicará y alcanzará los 1300 millones en 2050.
El nuevo estudio, publicado en Diabetes Care, analizó datos de acelerometría de más de 84.000 participantes en el estudio UK Biobank para investigar cualquier posible asociación entre el sueño y la diabetes tipo 2. Los participantes tenían una edad promedio de 62 años y al principio no tenían diabetes.
Los participantes utilizaron acelerómetros (dispositivos similares a relojes que controlan el movimiento) durante siete noches y fueron seguidos durante aproximadamente siete años y medio, siguiendo el desarrollo de la diabetes principalmente a través de sus registros médicos.
Los investigadores descubrieron que una duración de sueño más irregular se asociaba con un mayor riesgo de diabetes después de ajustar una amplia gama de factores de riesgo. El sueño irregular se definió como una duración de sueño diaria que variaba en más de 60 minutos en promedio.
“Nuestros hallazgos tienen el potencial de mejorar la prevención de la diabetes en múltiples niveles”, afirmó Kianersi.
“Desde el punto de vista clínico, podrían orientar la mejora de la atención y los planes de tratamiento de los pacientes. Las directrices de salud pública podrían promover patrones de sueño regulares. Sin embargo, se necesita más investigación para comprender plenamente el mecanismo y confirmar los resultados en otras poblaciones”.