Una sola sesión de ejercicio intenso podría tener efectos positivos durante dos semanas

Nuestros cerebros cambian milisegundos con cada sonido y movimiento. Todo, desde el ejercicio hasta el sueño, cambia su función. Pero observar y estudiar esos cambios en tiempo real y durante un largo período es poco común en la ciencia. En cambio, los investigadores a menudo se basan en instantáneas aisladas de la actividad cerebral, lo que potencialmente deja fuera detalles cruciales sobre el funcionamiento interno de nuestro cerebro. Pero un nuevo estudio único intenta empezar a llenar estos vacíos.

Un artículo publicado esta semana por investigadores de Finlandia rastreó la actividad cerebral a lo largo de cinco meses y descubrió que factores como el sueño y el ejercicio podrían tener cambios agravantes en el cerebro que duran más de lo que pensaban los investigadores. Los resultados de este estudio publicado hoy en el diario Biología PLoS.

En lugar de recopilar datos de muchas personas durante un solo momento, el equipo examinó información casi continua de un solo participante. Ese participante también resultó ser el autor principal del artículo. Ana María Trianainvestigador de doctorado en el departamento de informática de la Universidad de Aalto.

Los investigadores analizaron múltiples métricas de salud y comportamiento de Triana a lo largo de 133 días o 5 meses. Llevaba varios dispositivos portátiles y un teléfono inteligente para realizar un seguimiento de todo, desde el sueño hasta el estado de ánimo. También se sometió a 30 exploraciones por resonancia magnética funcional (fMRI) y completó 5 cuestionarios de estado de ánimo todos los días. Las resonancias magnéticas funcionales miden la actividad cerebral detectando el flujo sanguíneo, por lo que todos estos datos ofrecen una imagen más completa de cómo los comportamientos y los sentimientos encajan en la función cerebral.

Específicamente, encontraron que la reducción de la actividad física un día se relacionaba con una menor integración de la red frontoparietal, lo que puede afectar la memoria de trabajo. Además, encontraron asociaciones entre la conectividad cerebral y episodios de ejercicio recientes (en los últimos tres días) y menos recientes (en los últimos 10 días). “Estos hallazgos sugieren que los niveles de actividad física tienen efectos tanto inmediatos como retardados en las redes cerebrales, lo que respalda la idea de que la actividad física regular podría ser crucial para mantener una integración y comunicación óptimas de las redes cerebrales a lo largo del tiempo”, según el artículo.

Debido a que este estudio analizó a una sola persona, y el sujeto era un autor del estudio, esta investigación necesitaría replicarse nuevamente, y con más sujetos de estudio, antes de que se puedan sacar conclusiones. Pero los resultados insinúan el hecho de que varios factores, desde ambientales hasta conductuales y fisiológicos, influyen en nuestro cerebro, nos demos cuenta o no.

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