Hace poco estuve en un vuelo y estuve charlando con la persona que estaba a mi lado. Resulta que es un fundador que tuvo una gran salida en una empresa y ahora dirige una startup de inteligencia artificial de rápido crecimiento. Tiene mucha experiencia en su trayectoria empresarial, así que le pregunté qué fue lo que lo llevó al éxito. Dijo que un ingrediente importante fue la suerte.
Sabía que la serendipia, otra palabra para suerte, jugaba un papel en nuestro éxito o fracaso, pero no sabía cuánto.
Me hizo pensar: sí, la mentalidad es importante. Sí, saber quiénes son nuestros clientes y qué necesitan es muy importante. Tenemos que formar un gran equipo. Necesitamos persistencia y algunos otros ingredientes. Pero también suerte.
Estamos en el ascensor y entra un cliente cuya única compra “nos cambia la vida”. O entra un futuro inversor que nos extiende un cheque para darnos el flujo de caja que necesitamos durante 6 meses. Historias como esta ocurren.
La suerte sin duda juega un papel importante en el éxito de las pequeñas empresas.
La suerte en los negocios se manifiesta de diversas formas: la oportunidad de aprovechar el mercado, las oportunidades inesperadas e incluso la posibilidad de evitar desastres imprevistos. Si bien la habilidad, el trabajo duro y la perseverancia son cruciales, el elemento del azar suele actuar como un socio silencioso tanto en los triunfos como en los fracasos. Reconocer esto puede ayudar a los empresarios a prepararse tanto para escenarios favorables como desafiantes.
La naturaleza impredecible de los negocios
Iniciar y dirigir una empresa es inherentemente riesgoso, con innumerables variables que escapan al control del emprendedor. Las condiciones del mercado pueden cambiar drásticamente debido a los avances tecnológicos, las fluctuaciones económicas o los cambios en el comportamiento del consumidor. Un producto que parece prometedor hoy puede volverse obsoleto mañana debido a una innovación imprevista.
Pensemos en el auge de los servicios de transmisión de vídeo. Si bien el cambio de Netflix de los alquileres de DVD al streaming fue estratégico, también se benefició de un momento perfecto, ya que las velocidades de Internet mejoraron y los dispositivos inteligentes proliferaron. Por el contrario, el hecho de que Blockbuster no se adaptara con la suficiente rapidez no fue solo una mala gestión, sino también un momento desafortunado, ya que el mercado cambiaba rápidamente.
Lugar correcto, momento correcto
Algunas empresas emergentes se han sumado a la ola de una tendencia emergente y se han beneficiado de un crecimiento explosivo casi de la noche a la mañana. Zoom, por ejemplo, estaba bien posicionada cuando la pandemia obligó a millones de personas a trabajar de forma remota. Si bien la empresa estaba bien preparada con un producto sólido, el cambio global al trabajo remoto fue un golpe de suerte sin precedentes que catapultó su crecimiento.
Por otro lado, muchas empresas bien planificadas tienen dificultades a pesar de tener productos o servicios de calidad. Pueden ingresar al mercado demasiado pronto, antes de que los consumidores estén listos, o demasiado tarde, cuando el espacio ya está abarrotado. La diferencia a menudo se reduce al momento oportuno, un factor que es difícil de predecir o controlar.
Oportunidades inesperadas
Los encuentros casuales y los eventos aleatorios pueden generar oportunidades que cambien las reglas del juego. Una conversación informal en un evento de networking puede dar como resultado una asociación o inversión crucial. Los fundadores de Airbnb, por ejemplo, se toparon con su modelo de negocio cuando alquilaron colchones inflables en su apartamento durante una conferencia de diseño. Este evento fortuito desencadenó una idea que se transformó en una empresa multimillonaria.
Estos momentos de serendipia no se pueden planificar, pero los emprendedores pueden aumentar sus posibilidades estableciendo contactos amplios y manteniéndose abiertos a ideas no convencionales. La clave es reconocer estas oportunidades y aprovecharlas cuando surjan.
El lado oscuro de la suerte
Crisis económicas
Las recesiones económicas pueden devastar incluso a las empresas bien gestionadas, sobre todo en determinados sectores. La crisis financiera de 2008, por ejemplo, provocó el colapso de numerosas empresas de los sectores inmobiliario y financiero. Muchos de estos fracasos no se debieron a una mala gestión, sino a una crisis económica sin precedentes.
Más recientemente, la pandemia demostró cómo los acontecimientos globales imprevistos pueden trastocar industrias enteras de la noche a la mañana. El turismo, la hostelería y las empresas de organización de eventos se enfrentaron a amenazas existenciales sin culpa propia. En esos casos, la mala suerte puede abrumar incluso a los empresarios más capacitados y preparados.
Obstáculos imprevistos
Los desastres naturales, los cambios regulatorios repentinos o los eventos globales pueden hacer descarrilar una empresa de maneras que son imposibles de anticipar por completo. Una startup podría perder datos cruciales en un incendio, o un cambio en las regulaciones de importación podría interrumpir toda una cadena de suministro. La escasez de semiconductores que comenzó en 2020, por ejemplo, tomó a muchas industrias por sorpresa y afectó a todo, desde la producción de automóviles hasta la electrónica de consumo.
Si bien un seguro integral y un plan de contingencia pueden mitigar algunos riesgos, es imposible protegerse de todos los posibles contratiempos. A veces, la mala suerte simplemente ataca y pone a prueba la resiliencia y la capacidad de adaptación de un empresario.
Equilibrar la suerte y la habilidad
La preparación se encuentra con la oportunidad
Si bien la suerte juega un papel importante, los empresarios exitosos son aquellos que están preparados para aprovechar las circunstancias afortunadas. Combinan habilidades, conocimientos y preparación con la capacidad de reconocer y aprovechar oportunidades inesperadas.
El éxito de Amazon, por ejemplo, no fue pura suerte: Jeff Bezos estaba bien preparado para aprovechar la tendencia emergente del comercio electrónico. Combinó su conocimiento de la tecnología y los mercados con el momento oportuno del auge de Internet. Los empresarios exitosos a menudo crean su propia suerte al posicionarse para beneficiarse de las circunstancias favorables.
Aprendiendo de los reveses
La mala suerte es inevitable en los negocios, pero los empresarios resilientes utilizan la mala suerte como catalizador del crecimiento y la innovación. Ven los reveses como oportunidades de aprendizaje y adaptan sus estrategias en consecuencia.
Tras el estallido de la burbuja puntocom, muchas empresas de Internet fracasaron. Sin embargo, las que sobrevivieron, como Amazon y eBay, salieron fortalecidas al aprender de la crisis y adaptar sus modelos de negocio. Los emprendedores que pueden adaptarse y aprender de la mala suerte suelen encontrarse mejor posicionados para el éxito futuro.
Conclusión
La suerte influye indudablemente en los resultados empresariales y desempeña un papel importante junto con la habilidad, el esfuerzo y la estrategia. Reconocer su importancia no resta valor al trabajo duro y la planificación, sino que conduce a expectativas más realistas y estrategias más sólidas.
Los empresarios inteligentes se preparan tanto para la buena como para la mala suerte. Se mantienen flexibles, atentos a las oportunidades y resilientes ante los reveses. Al reconocer el papel de la suerte, los dueños de empresas pueden apreciar mejor sus éxitos, aprender de sus fracasos y transitar el complejo camino del emprendimiento con mayor sabiduría.
Al final, si bien no podemos controlar la suerte, sí podemos controlar cómo reaccionamos ante ella. Los empresarios más exitosos son aquellos que saben surfear las olas de la buena fortuna y capear las tormentas de la mala suerte, adaptándose siempre y avanzando.
Como alguien que inició cinco empresas y vendió tres de ellas, poder adaptarme e innovar es lo que me ha ayudado.
Imagen: Envato
Este artículo, “6 maneras en que la suerte influye en el éxito de un emprendedor” se publicó por primera vez en Tendencias de las pequeñas empresas