(Bloomberg) — China está preparada para reducir las tasas de interés sobre más de 5 billones de dólares de hipotecas pendientes a partir de este mes, según personas familiarizadas con el asunto, mientras acelera un movimiento para reducir los costos de endeudamiento para millones de familias para estimular el consumo.
Algunos bancos están haciendo los preparativos finales para los próximos ajustes en las tasas hipotecarias, dijeron las personas, que pidieron no ser identificadas porque se trata de un asunto privado. Algunos propietarios de viviendas podrían disfrutar de hasta 50 puntos básicos de reducción inmediata de la tasa, dijo una de las personas.
El cronograma aún no se ha definido y podría cambiar, dijeron las personas. El Banco Popular de China y la Administración Nacional de Regulación Financiera no respondieron a las solicitudes de comentarios.
Bloomberg News informó a principios de este mes que las autoridades están considerando un plan para permitir a los prestatarios renegociar las condiciones con sus prestamistas actuales antes de enero, cuando los bancos suelen reajustar los precios de las hipotecas. Los recortes propuestos probablemente se producirán en dos etapas que totalizarán unos 80 puntos básicos, dijeron personas familiarizadas con el asunto.
Las autoridades están intensificando sus esfuerzos para reducir la carga financiera de los hogares en un contexto de débil gasto interno y de agravamiento del riesgo de deflación. Si bien China ha llevado los costos hipotecarios promedio a un mínimo histórico este año, la mayoría de las familias no se han beneficiado, ya que los bancos no volverán a fijar el precio de los préstamos existentes hasta el año próximo. La disparidad ha frustrado a algunos propietarios de viviendas y ha alimentado una ola de pagos anticipados de hipotecas.
La medida también se produce en un momento en que un número cada vez mayor de analistas de Wall Street prevén que China podría no alcanzar su objetivo de crecimiento económico de alrededor del 5% este año. Mientras tanto, una ola de ventas cada vez más intensa en las acciones chinas está exacerbando una crisis de confianza en la segunda economía más grande del mundo, aumentando la presión sobre los responsables políticos para detener la espiral descendente.
