¿Cuándo tendrá la deflación china un mayor peso en el cálculo de la política? Por Investing.com

Investing.com — Las presiones deflacionarias de China se han convertido en una preocupación creciente, ya que los datos recientes siguen revelando caídas generalizadas de los precios y una demanda débil. A pesar de algunos intentos de reactivación, las autoridades siguen centrándose en el crecimiento del PIB real en lugar de en las cifras de inflación nominal.

Según los analistas de Citi Research, la cuestión de cuándo la deflación comenzará a tener más peso en los cálculos de las políticas se centra en si las autoridades perciben que el crecimiento real está bajo una amenaza significativa.

El informe de Citi Research señala las lecturas de inflación de agosto como la última evidencia de presión deflacionaria.

Si bien los precios de los alimentos aumentaron debido a las limitaciones de oferta causadas por las perturbaciones climáticas, lo que contribuyó a un aumento mensual del 3,4%, esto no fue suficiente para compensar la debilidad general de la demanda.

La inflación básica, excluyendo componentes volátiles como alimentos y energía, cayó a su nivel más bajo desde 2016, y los precios de los bienes básicos se vieron particularmente afectados.

Los electrodomésticos, los equipos de telecomunicaciones y los automóviles sufrieron fuertes caídas, lo que indica una debilidad en varios sectores. Los precios de los servicios también se contrajeron, y la demanda turística se redujo significativamente en comparación con años anteriores.

El índice de precios al productor (IPP), que refleja los cambios en los precios que reciben los productores nacionales, también registró una deflación más profunda de lo esperado.

En agosto, la deflación del IPC empeoró, con una caída interanual del 1,8%, impulsada en gran medida por la caída de los precios de las materias primas, como el petróleo y los metales ferrosos. Las industrias de refinación y transformación, como los bienes duraderos y los automóviles, mostraron poca mejora, con solo cambios secuenciales menores.

A pesar del aumento de los precios de los alimentos, la narrativa subyacente de una debilidad generalizada de la demanda persiste.

“De cara al futuro, las ventas online que se realizarán en noviembre pueden añadir más riesgos a la baja a la inflación. Los bajos precios del petróleo pueden no ser un buen augurio para los precios industriales”, dijeron los analistas.

Las cuestiones estructurales de la economía china han sido vitales para mantener este entorno deflacionario.

Citi señala que si bien la inflación de los precios de los alimentos persistió, no logró elevar los indicadores de inflación más amplios debido a la demanda persistentemente débil en la mayoría de los sectores.

El sentimiento del consumidor sigue siendo frágil, con un gasto cauteloso y un apetito limitado por compras importantes como automóviles y productos electrónicos.

La anticipación de precios más bajos, especialmente durante los próximos eventos de ventas en línea como el de noviembre, intensifica las preocupaciones.

En combinación con factores globales como los bajos precios de las materias primas, la economía interna de China enfrenta desafíos crecientes.

Las políticas actuales del gobierno parecen insuficientes para estimular una recuperación generalizada, ya que la demanda sigue siendo lenta y los productores continúan enfrentándose a una ardua batalla.

Las consecuencias de la deflación en China son complejas. Citi Research destaca dos dimensiones principales de su impacto.

En primer lugar, la deflación podría sumir a la economía en un círculo vicioso, en el que la caída de los precios reduce los ingresos corporativos, lo que a su vez conduce a salarios más bajos y a una menor demanda de los hogares.

Este ciclo de retroalimentación profundiza las presiones deflacionarias, haciendo más difícil salir del ciclo.

En segundo lugar, la deflación acentúa la desconexión entre los indicadores macroeconómicos y las respuestas políticas. A pesar de la deflación nominal, el gobierno ha seguido centrándose principalmente en el crecimiento del PIB real.

“Podrían haber comenzado algunos movimientos reflacionarios menores, pero como el foco principal de las autoridades está en el PIB real, es posible que no veamos un cambio de política hasta que el crecimiento real se vuelva más desafiante”, dijeron los analistas.

Citi Research sostiene que la deflación aún no se ha convertido en una consideración clave en la formulación de políticas porque la atención del gobierno todavía está centrada en el crecimiento del PIB real.

La actual postura política se basa en el supuesto de que, mientras el crecimiento real se mantenga estable, las presiones inflacionarias y deflacionarias son preocupaciones secundarias. Hasta ahora se han observado movimientos reflacionarios menores, como el énfasis del gobierno en abordar estrategias “antiinvolucionistas”. Algunos sectores, como la producción de cemento, han tomado medidas para eliminar el exceso de capacidad, lo que puede allanar el camino para un aumento de los precios en el futuro.

Sin embargo, estas medidas se consideran ajustes sectoriales específicos más que medidas amplias para contrarrestar la deflación.

Sin una mejora en la demanda final, es poco probable que estas estrategias reviertan la tendencia deflacionaria.

Por el momento, el paradigma político más amplio permanece inalterado, ya que los responsables políticos parecen creer que la deflación nominal no representa una amenaza inmediata para la economía en general.

La pregunta clave que plantea Citi Research es: ¿cuándo empezará a tener más peso la deflación en las decisiones políticas? Según su análisis, la respuesta depende de si el crecimiento real empieza a flaquear.

En la actualidad, la deflación no ha provocado un cambio importante en el pensamiento gubernamental porque el foco principal sigue siendo mantener un crecimiento real constante.

Sin embargo, si las condiciones económicas empeoran y los riesgos a la baja para el crecimiento real se vuelven más pronunciados, la deflación inevitablemente adquirirá mayor importancia a la hora de determinar las respuestas políticas.

Si bien son evidentes algunos esfuerzos iniciales para abordar la deflación, como los esfuerzos del gobierno por reducir el exceso de capacidad en industrias específicas, es poco probable que estas medidas marquen una diferencia sin una mejora en la demanda subyacente.

Los analistas de Citi advierten que si las presiones deflacionarias continúan intensificándose, podría ser necesario un cambio de política más amplio para apoyar la confianza de los consumidores y las empresas.



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