No es necesario estar matriculado en la escuela para realizar alguna lectura educativa.
Las temperaturas están bajando y los niños están volviendo a la escuela. Los estudiantes de primaria armados con nuevas mochilas y loncheras están llegando a las aulas, y los estudiantes de secundaria y preparatoria continúan su búsqueda para crear las palabras de jerga más ridículas posibles. Los estudiantes universitarios y de posgrado reciben listas de lectura para ampliar su conocimiento del mundo, pero ¿dónde deja eso a aquellos de nosotros que ya hemos dejado atrás nuestros días escolares?